Arquíloco y Aquiles olvidados
soberbia pieza, ahora lo blande un tracio;
pero salvé la vida. ¿Qué me importa el escudo?
Otro tan bueno puedo comprarme.
(Arquíloco,traducción Ricardo Sánchez Ortiz)
ARQUERO
miércoles, 28 de diciembre de 2011
Relato de treparriscos
martes, 6 de diciembre de 2011
9ª Rotura: Ficción moral de Kant
lunes, 5 de septiembre de 2011
Sobre el artículo de Gustavo Bueno: La visita del Papa Benedicto XVI a España (agosto 2011) y los ideales de la ilustración de la «Juventud».
miércoles, 15 de junio de 2011
15M: catarsis y misiones pedagógicas
La Victoria de Samotracia |
Resulta que la iniciativa pilló a algunos por sorpresa,sobre todo periodistas del régimen, que a pesar de lo que parece se enteran siempre en los últimos momentos; y he ahí que se quedaron como de observadores y tomaron distancia del asunto hasta asaltar la “apariencia”; pues bien, sólo asumiendo que la política es un algo construido a intención, en busca de efectos, para provocar impresiones, sólo asumiendo la “apariencia” podremos combatir la realidad política; casi siempre en el siglo XXI ya no se trata de exposición retórica de ideas, sino de “imitación” de las tesis contrarias, aunque parezca una tontería; cuántas veces hemos pensado, los oyentes, no los periodistas, que ciertas ideas de uno se parecen, o parecían o parecieron a las ideas del otro? Por ejemplo: la similitud entre "las misiones pedagógicas" republicanas, que venían de 1900, y las cátedras ambulantes franquistas.
Estoy hablando de estética filosófica, pero no difusa, sino que tiene nombre y apellidos, como los corruptos; “no existe la corrupción” sino los corruptos; se aboga por la “acción invasiva” pacífica de la subjetividad; no hay otro camino; voluntad e inteligencia para sortear a los manipuladores; hay que pasar al otro lado por encima de ciertos sujetos, pero mediante una transición anónima y pacífica que resulta imposible; esto es lo difícil. Se confunde la patria con el cómo se debe hacer política, por aquello de que nadie puede tirar cantos a su tejado; no nos engañemos, aquí se trata del “sistema español”; aquí lo que sobran son dinosaurios, deben dejar la patria a otros, tan patriotas o más como ellos, y esto no tiene en principio nada que ver con la edad.
Hay, empero, otra noción de patria. No la tierra de los padres, decía Nietzsche, sino
la tierra de los hijos. Patria no es el pasado y el presente… Es algo que todavía no existe…» Si a alguien le mueve la curiosidad, que se lea el capítulo del Zaratustra “del país de la cultura”,ahí se habla de máscaras, de patria,del falso presente, una tremenda prueba…
Al 15M le falta un gesto, un gran gesto, para producir ciertos efectos, para no convertirse en estampas; asumamos que la realidad no es tal, y que no se puede ser tan real para luchar pacíficamente contra el poder, porque los que acampan no dejarán de ser nómadas, o de tener una misión que se parece a un remedio temporal.
Para no quedar neutralizado el 15m hay que tener en cuenta una serie de indicaciones sobre su "efecto"; para ello, no voy a poner un remedio, sino un pequeño estudio de lo que significa la "catarsis" para Aristóteles:
En La Poética el plano esencial es semejante al plano fenoménico, que se resuelve en la mera composición; el potencial de la tragedia es la acción representativa y la forma artística es la forma estilística. Si el efecto se pudiera trasladar al exterior, en el sentido de que la propia composición lo permitiera, desmarcándose del plano esencial, se podría interiorizar el pensar del sujeto y lo que se ve; la pasión daría paso a la reflexión; en cambio, de lo que se trata es de un remedio medicinal: su labor consiste en extraer pasiones como quien extrae muelas, para que éstas no duelan, la labor de ir al teatro se convierte en purificarse de dolores; el efecto sale disparado al quedar el espectador en suspenso viendo eso con temor, y como algo que a veces da naúseas. Es como cuando los niños meten el dedo en un enchufe: se les ponen los pelos de punta y se produce una descarga necesaria, para que el cuerpo mantenga su equilibrio biológico.
Una especie de deleite al ver las pasiones bien imitadas es lo que le hace al espectador purgarse de las mismas; al ver acciones horrorosas y tremendas se sobrecoge y se lo piensa dos veces antes de dejarse llevar impetuosamente por las pasiones; al ver fuera de él eso, lo adscribe a un origen ajeno y de ahí vendría el alivio. La tragedia, como dice Charles Batteux[1], “Quita ese grado excesivo o esa mezcla de horror que nos desagrada. Aligera la impresión y la reduce al grado y a la especie en que ya no es más que un placer sin mezcla de dolor, porque, a pesar de la ilusión del teatro, en cualquier grado que la supongamos, el artificio cala y nos consuela cuando la imagen nos aflige, nos tranquiliza cuando la imagen nos aterra”. Aunque el 15M no aterroriza por supuesto, sus efectos parecen ser semejantes a una descarga de responsabilidades, temores,resignación,impotencia...Otra cosa será cuando se materialicen las iniciativas, esa es la gran prueba.
[1] De la edición de Gredos: edición trilingüe de García Yebra,Valentín, Madrid, 1974. pág.370. Edición usada para los textos."
lunes, 13 de junio de 2011
dermoestética
sábado, 26 de marzo de 2011
La democracia confusa y clara
http://www.nodulo.org/ec/2011/n109p02.htm
lunes, 7 de febrero de 2011
RÍO NEGRO. EL FORASTERO Y LA FILOSOFÍA. SANTIAGO AUSERÓN
las puertas del infierno. foto Museo-Casa Rodin |
• El Forastero y la filosofía
Contemplar la pobreza desde lejos, no hay afirmaron más radical en los tiempos modernos; es una frase del nuevo albúm de Juan Perro: Río Negro; aunque hoy ya no somos ni posmodernos, sin embargo nos hemos vuelto hacia lo moderno-, la distancia, el desajuste, la no identificación, la mirada salvífica egoísta del sí-mismo actúa tanto como nos representa; el asombro de Auserón no es en balde; la ilusión marcha a ritmos forzados de una plataforma que nos sube y baja de la realidad como de la mina; la huida ya no sirve, no hay tierra firme; el río negro arrasa con todos; aunque ahí parece que funcione como un prejucio, que sin embargo el ritmo de blues hace atenuarse; el mundo carece de sentidos, va en una única dirección; huelo un perfume pesimista en las letras que, sin embargo rompe la música en todo momento; cuando no es el blues, son acordes de jazz introducidos de forma adecuada; aunque intentemos alejarnos de nuestro planeta y de esta insidia, parece que nos toman el pelo, pues nos quedaremos sin carburante, sin materia, y vagaremos como espíritu, narcotizados, sin consciencia, ya no sabremos de andar, ni beber, ni aparentar ser perfectos ciudadanos, por la bestia del rincón que ha echado a las ideas del mundo de los vivos; estamos hipotecados para pagar la inmoralidad a los millonarios; tecnología inventada tecnología …y dudas: ¿cuándo termina el viaje? Para el orgullo que no sabe de su poco talento realmente parece que nunca; todo se pone en contra y seguimos sin talento para superarnos; este disco nos ayuda a terminarlo. Juan Perro parece que sabe muy bien llenar el vacío ocurrente entre las palabras y las cosas para transmitir un medio de ficción poética social al que le da un carácter muy determinado, eso sí, de un contenido a mi juicio radical, pero es que lo "radical" es intrínseco a la música,si ésta no se hace como mera "mímesis"; de esa radicalidad se resiente la música, como el mismo Auserón nos explica en el libro: "La imagen sonora", ed. Episteme; ese "resentimiento" se suele pagar en forma de moralidad en la música; y ahí están los ejemplos históricos de que la música popular no sólo rompe y desecha prácticas sociales, sino que muchas veces de rebote, por el efecto incalculado y azaroso de la recepción, ayuda a instaurar y reforzar viejas instituciones y creencias. De todo esto puede escapar claro está, a no ser que los sonidos lleguen a institucionalizarse en la memoria común, el jazz instrumental.
Para los que hayan aprehendido la música se echarán una siesta sobre de la higuera, pero para los que no, saldrán disparados al cosmos hipotecados. Los pies sobre la tierra, es la única salida que nos queda; y sólo el ritmo nos atrae a la tierra. De forma negativa que justifica esto es “Pies en el barro”, la apariencia del hombre se va vistiendo de forma adecuada a la situación particular del momento; aquí la sensatez es adaptarse y olvidar “los zapatos que compré”.
Don Santiago como siempre se supera a sí-mismo, y gracias. En Reina Zulú asegura todo lo aprendido en discos anteriores; pero lo aprendido y la rotundidad gana en proyección, ya no mantiene la distancia ni la resignación de Cozumel; es una invocación, una llamada de atención, una experiencia directa y material, y una veneración también. Pero la realidad vivida e inventada sostienen un esquema muy complejo con la música; no basta con una simple audición; en “Malasaña” oímos a un Auserón resabiado pero sabio, contundente; su experiencia le avala; va siempre por delante, sin fantasmas que le abran el camino, al contrario que les ocurre a otros de la época.
La música no siempre acompaña a la lógica del contenido de la letra, como es natural; el desajuste ahí puede despistarnos; la música a veces actúa de forastero con las letras. Ese es precisamente su encanto; vence el poder de la apariencia y la reduce a símbolo, como decía Nietzsche. La capacidad expresiva de la música es reconocida por los ojos gracias a la palabra. Desde luego no es una música para leer sino para elevar el goce estético. Música y palabra corren en paralelo; la palabra va detrás siempre, esperando que el sentido y el sentimiento se aclaren, pues lo inmediato es el sonido. En los girasoles robados podemos intuir y aprehender esto con más claridad; el sentimiento en este caso del amor espera para ser esclarecido por la música como ojos de cristal que gotean entre párpados.
Nos vamos deseando reencarnarnos en un pájaro de Siracusa, mi favorita, entre las ruinas de la humanidad; no hay una línea en el tiempo que marque el paso; todo se agita al ritmo fijo de una especie de claridad “distinta y oscura” que llega no sabemos cómo a un remanso, o a una rama. Esto está condicionado a una ilusión, la de la propia composición, que abre una esperanza contundente; Euclides desarrolló allí su geometría. Ningún gran filósofo se dedicó a la filosofía como tal; Auserón es un músico que destila mucha estética filosófica por no ser filósofo declarado.
Por fin el sonido se ha convertido en música y ya podemos dormir con el zagal, tranquilos pero con precaución, porque hasta los sueños nos dice Auserón q deben de estar sujetos a vigilancia, o partir llevados por alguna estrella solitaria, o por un pájaro que comparte canto con sus semejantes.-
Gran capacidad de figuración. Aunque estemos, la humanidad, a las puertas del infierno, la música funciona. Sal cuando puedas y cierra; si sales, recuérdalo._
viernes, 15 de octubre de 2010
Esquema
jueves, 2 de septiembre de 2010
OCTAVA ROTURA: fracaso de las tragedias griegas
lunes, 12 de abril de 2010
Séptima rotura : El disfraz del balcón
Lo concreto desborda y destruye "lo particular", en cuanto que el logos comunica con lo universal o lo común, que es el portador de la continuidad del conocimiento, y que en Heráclito sigue siendo divino; no existe el genio que crea de la nada, sino el astuto que con su instinto o su voluntad gana esa continuidad; aquí no hay arbitrariedad ni privilegios, pues estos contradecirían las convicciones morales que uno debe tener para llegar al conocimiento (véase aquí Prometeo); ahora bien, ¿se puede ser abstracto o sencillo y llegar a conocimiento? Aún no lo sabemos, porque si realmente hubiera "algo" fuera del mundo que ayudara a la voluntad para el conocimiento, el conocimiento de tal cosa se alcanzaría, si se lograse, siempre de forma negativa, e irremediablemente caeríamos en la metafísica; bien, entonces el problema es ese "debe"; porqué conflicto "debe" de pasar lo concreto para conocerlo? Como verás no se muy bien definir lo concreto, sin embargo intento explicar cómo llegamos a conocerlo; la dialéctica de Heráclito nos puede salvar de la metafísica pero no de la lucha que, no es hybris.
Todavía seguimos pensando en dos niveles: lo humano y lo divino; hay un fondo sapiencial, el momento de la sabiduría es el momento de paréntesis entre dos situaciones heterogéneas: 1/ mundo organizado en clave mítico – mitológica; 2/ Mundo organizado racionalmente; al hacer crítica del conglomerado mítico pronunciamos los primeros procedimientos lógicos de la filosofía; en el tránsito del mundo organizado mitológicamente, divino, al mundo organizado racionalmente, hay un desgajamiento de la realidad humana de la matriz divina, para qué? para sacar a la luz, no divina, la realidad humana, lo concreto de ella. Ya no se trata de traducir el lenguaje divino, o de leer las manos. Entonces surge a la vez el problema del lenguaje, pues aún no se ha acostumbrado a ser humano, plural, pues era un lenguaje adámico.- Por eso las cosas de la vida ordinaria se aparecían extrañas, con sombras, y la experiencia corriente se convertía en un ejercicio extraño si por otro lado, no se ejercita el nous, para ver qué de común hay en las cosas con mi "alma", voluntad, porque el que aprecia es uno mismo, no el dios.¨-
Claro que luego vino el lenguaje lógico – eidético de la filosofía, la institución simbólica del lenguaje, en el encuentro de la lógica de la formulación, y vuelve las cosas impensables, como los dioses o el no-ser, y lo primero el pensamiento mismo; así propugnemos la vuelta a una manera “natural” de estar en el mundo, olvidando las reglas, las morales, los discursos de Heidegger y la doctrina de los símbolos afilados, o cualquier cosa que pretenda más su "egoïte" que el honor a la dignidad filosófica; ahí se encuentra el disfraz, arma jugada por todos; incluso más por los “zorros”; así, la pasión de pensar se convierte en un enigma provisional, a la espera de la astucia de no se sabe muy bien qué o quién que nos salve del enigma; entonces caemos como siervos a los pies de la metafísica y la psicología que hace metáforas y las graba; y si no, ¿quién nos traduce la manera de estar en el mundo?
Cuando en las Investigaciones lógicas Husserl pone fuera de circuito al sujeto empírico y cualquier introspección psicológica del pensamiento, lo que está haciendo en realidad es descalzar a Heidegger, digamos, (quizás por eso lo echó de la Universidad), porque éste había tallado a la psicología humana con la constitución a priori de la idealidad perceptiva, y si no se empezaba por el sujeto, para sacarlo fuera de la percepción, paradójicamente no se alcanzaba el conocimiento; ¿quiere eso decir que el sujeto queda anulado? No, simplemente rezagado porque según el Fr. 23 de Heráclito: “Todas las cosas que se refieren a la vista, el oído y la experiencia directa, mathesis, son aquellas que yo aprecio”. Para Husserl esa apreciación debe ser puesta entre paréntesis; para Heidegger debe ser anulada, pues es demasiado estricta y ella misma cae en el "anonimato fenomenológico", encerramiento en el Dasein fáctico para encontrar la pasión del pensamiento; sin embargo eso no lo llevó nunca a la práctica. A pesar de que Heidegger asocia el “ánimo humano” a la manera en la que se encuentra en el mundo, no deja de considerar la afectividad humana como algo constituido a priori en la idealidad; el poder de fractura que achaca Heidegger al estado de “ánimo humano” de romper esa idealidad, tan solo justifica que se ha roto lo ya constituido; es una trampa natural; la apertura que genera esa fractura no procede de un conocimiento teórico, sino de la propia naturaleza; la disposición , el ánimo, dice, es anterior con relación a todo conocimiento y a toda voluntad: tiene su lugar en la afectividad en tanto facticidad de ser ya siempre arrojado del Dasein, y como en lo que él se ha encontrado ya siempre. Se puede decir que Heidegger es más viejo que todo estado de conciencia; tiene narices. El colmo es que Heidegger dice que eso, esa afectividad humana, no puede confundirse con lo inconsciente, sino con lo natural, porque la afectividad del Dasein es la condición de la apertura al mundo; Heidegger cita la Retórica de Aristóteles, libro II, como el único texto de la tradición donde las Stimmungen (disposiciones, ánimos), los afectos o las “pasiones”, son tratados en el plano óntico, fuera de toda psicología. Y esto ya es el colmo; su problema es que no atendió a la puesta entre paréntesis que Husserl propuso. Y es necesario llevar esa epojé hasta un escepticismo radical, no simple escepticismo; pero es otro tema-
Hay una idea primitiva del logos que encontramos en Heráclito que es la de "recogimiento", legein, versión del logos como “recogimiento”, legein¸ de ésta idea primitiva, si el recogimiento conduce a una organización precipitada, aquel lo impide el pólemos. Éste mecanismo, donde está Sófocles, va hacia la falsificación que hace el cristianismo y luego a la tecno – ciencia. A estos les respondería que no todo es devenir, no todo es humo, interpretando a Heráclito mismo, pero tampoco está fijado todo en un comienzo o creación.
Hay otro peligro, y es confundir lo mítico con lo mitológico; el relato mítico presenta una pluralidad originaria; en cambio el relato mitológico es único, y es el que coge el cristianismo para fundarse, y relato, de hecho, de una transformación regulada por códigos y recódigos de la genealogía cultural en el interior de sí – misma; matriz de origen simbólica de la causalidad que, a fin de cuentas busca una apariencia de “regularidad”; causalidad que no explica nada y se lleva siempre a su matriz de origen. Código genealógico. Fenómeno de lenguaje paralizado. Teleología de la identidad mediante su concepto abstractivo de la iluminación en vista de su identidad. Como si el concepto fuera finalmente causa inteligible, simbólica, de las cosas en su identidad; identidad que se convierte en Objeto finalístico, en el sentido kantiano: “El concepto de fines y finalidad es un concepto de la razón, en cuanto que se le atribuye el fundamento de la posibilidad de un Objeto” ; La razón del pensamiento mitológico es maquinal y, como el mismo Kant nos dice en este texto aún más revelador: “Las piezas de las máquinas son causa del efecto que se hace visible en ellas, no en cuanto cada una por sí misma tiene un fundamento aislado de su posibilidad, sino en cuanto todas juntas tienen uno común. Como es absolutamente contrario a la naturaleza de las causas físico – mecánicas que el todo sea la causa de la posibilidad de la causalidad de las partes, y estas deban más bien ser dadas previamente para concebir a partir de ellas la posibilidad de un todo; como, además, la representación particular de un todo que precede a la posibilidad de las partes, es una mera idea, y ésta si se considera como fundamento de la causalidad se llama fin, entonces está claro que si existiesen tales productos de la naturaleza es imposible descubrir sólo mediante la experiencia su cualidad y las causas de ésta (y aún menos explicarla por la razón) sin representarse su forma y causalidad según un principio de los fines”. (Textos de “Primera introducción a la “Crítica del juicio” ”, ed. Visor, p.90.) La expresión más clara para esto el la de la "petición de principios". Entonces el pólemos lo que no deja definir, como vemos, es esa petición de principios, el "debe"; el hombre está perdido aunque crea tener unos principios, la filosofía es imposible sin el pólemos. Y la manera de estar en el mundo no hay héroe que la traduzca, pues acorde con el pensamiento arcaico de Heráclito y el trágico de Sófocles, y por ejemplo, por poner un ejemplo contemporáneo, el de la película "∏", de Darren Aronofsky, todo aquel que se queda en su mundo propio acaba "finalizando" el universo, el dar una explicación definitiva repercute contra el héroe que nos traduce el mundo, su discordancia eterna con el transcurrir del mundo; aunque de hecho esto sea muy diferente y no más que una impresión.
Las impresiones, sean esencias o no, no se pueden concretar, la búsqueda se queda en lo vacuo. Los que sobreviven triunfantes como imágenes del mundo contrario (aquí sí entra el espejo) hacen suyo el orden divino, según Heráclito. El mundo humano real, es un mundo doblado en el que no cabe vivir en lo humano como hombres. Y ya tampoco podemos ser dioses, y visto que suplantarlos es una idiotez, ¿podremos acaso ser héroes? Pienso que sí, pero como héroes prepolíticos, culturales pero lejos de los mitos de fundación, y acaso filósofos que pretenden adquirir la razón.
Las creencias no se pueden saber si son conscientes o inconscientes, porque no se pueden rastrear, a pesar de Husserl; sólo diré que por el hecho de que debamos "situarnos" en el mundo no se desprende que lo estemos debido a las creencias y, que debido a que la serie a reastrear sea infinita para poder conocer cómo lo estamos tengamos que admitir que no hay una explicación para nuestra estancia en el mundo porque el conjunto de prácticas se pueda expandir indefinidamente; decir que este indefinidamente puede estar perfectamente definido en una "farsa" infinita que es el mundo por ejemplo; el saber concreto del lenguaje y del mundo depende de un simple respirar de la naturaleza; el conocimiento ha desaparecido del mundo a partir de Heráclito, porque precisamente no ponía referencia a Dios, o al alma, o a Zeus, «Dios no puede tener ninguna referencia» (salvo para quien padezca experiencias místicas, y entonces serán sus sentimientos
nuestras referencias, esto lo dice Gustavo Bueno). Claro que todo es engaño, y la trascendencia y el inconsciente aún más; dice Nietzsche:
"El intelecto, como medio de conservación del individuo, desarrolla sus fuerzas principales fingiendo, puesto que éste es el medio, merced al cual sobreviven los individuos débiles y poco robustos, como aquellos a quienes les ha sido negado servirse, en la lucha por la existencia, de cuernos, o de la afilada dentadura del animal de rapiña. En los hombres alcanza su punto culminante este arte de fingir; aquí el engaño, la adulación, la mentira y el fraude, la murmuración, la farsa, el vivir del brillo ajeno, el enmascaramiento, el convencionalismo encubridor, la escenificación ante los demás y ante uno mismo, en una palabra, el revoloteo incesante alrededor de la llama de la vanidad es hasta tal punto regla y ley, que apenas hay nada tan inconcebible como el hecho de que haya podido surgir entre los hombres una inclinación sincera y pura hacia la verdad. Se encuentran profundamente sumergidos en ilusiones y ensueños; su mirada se limita a deslizarse sobre la superficie de las cosas y percibe “formas”, su sensación no conduce en ningún caso a la verdad, sino que se contenta con recibir estímulos, como si jugase a tantear el dorso de las cosas. Además, durante toda una vida, el hombre se deja engañar por la noche en el sueño, sin que su sentido moral haya tratado nunca de impedirlo, mientras que parece que ha habido hombres que, a fuerza de voluntad, han conseguido eliminar los ronquidos. En realidad, ¿qué sabe el hombre de sí mismo? ¿Sería capaz de percibirse a sí mismo, aunque sólo fuese por una vez, como si estuviese tendido en una vitrina iluminada? ¿Acaso no le oculta la naturaleza la mayor parte de las cosas, incluso su propio cuerpo, de modo que, al margen de las circunvoluciones de sus intestinos, del rápido flujo de su circulación sanguínea, de las complejas vibraciones de sus fibras, quede desterrado y enredado en una conciencia soberbia e ilusa? Ella ha tirado la llave, y ¡ay de la funesta curiosidad que pudiese mirar fuera a través de una hendidura del cuarto de la conciencia y vislumbrase entonces que el hombre descansa sobre la crueldad, la codicia, la insaciabilidad, el asesinato, en la indiferencia de su ignorancia y, por así decirlo, pendiente en sus sueños del lomo de un tigre! ¿De dónde procede en el mundo entero, en esta constelación, el impulso hacia la verdad? """"""""""""""""""""""""""
No creo que se esconda aquí ningún tercer hombre, y si lo hace, más habría caer sobre él.-