Arquíloco y Aquiles olvidados

"No se puede la vida del hombre recuperar, ni comprar, una vez pasa la barrera de los dientes"(Aquiles, Ilíada 9,408)
El escudo que arrojé de mal grado en un arbusto,
soberbia pieza, ahora lo blande un tracio;
pero salvé la vida. ¿Qué me importa el escudo?
Otro tan bueno puedo comprarme.
(Arquíloco,traducción Ricardo Sánchez Ortiz)

ARQUERO

ARQUERO
ARQUERO

martes, 15 de enero de 2008

Tercera Rotura: Nietzsche y la gran ruptura III



“lo sabido no puede verse”; ESO DECÍA TOMÁS DE AQUINO; pero en su visión de “el drama musical griego” Nietzsche aproxima el origen del concepto y la capacidad de llegar a ellos en la comprensión de dicho drama y la utilización a su vez de ellos por parte de los poetas trágicos y líricos. ¿Quién si no, los poetas y cantores de la historia o prehistoria, pudo abstraer la lógica de la vida a un concepto, esos auténticos técnicos de la mente? Los cantores fueron también los que inventaron de forma originaria la misma cultura, o “agricultura”, los mismos utensilios y la propia psicología.
Hablando del dinamismo y el ritmo del drama, Nietzsche da con esa capacidad: la “conceptibilidad”. El ritmo y el dinamismo son aspectos externos de la voluntad expresada en símbolos; música como “arte de la apariencia”. Los poetas comunicaban el sentimiento del drama a través de los conceptos, y para ello mediaba la apariencia, el gesto de los actores: unos símbolos fácilmente inteligibles, visibles, y por otro lado producidos con movimientos reflejos. El efecto del gesto del actor teatral es sumergirnos en el sentimiento simbolizado, en las representaciones asociativas simbolizadas en el gesto, en las emociones de la voluntad misma para que las comprendamos mediante el sonido, mejor dicho, mediante su capacidad instintiva, la del sonido. En el gesto está el pensamiento y en la música el sentimiento. El concepto puro, la lógica pura, es un símbolo, integrado en esa armonía y voluntad del drama musical, en la forma de expresarlo con el ritmo y el dinamismo de la música que, son sólo aspectos externos de la voluntad expresada en símbolos. Nadie puede crear un concepto de la nada, sino manipulando algo en una obra de arte y poniéndolo en escena; al arte y al sonido debemos los conceptos; el arte es anterior a la ciencia y es la instancia que creó en su origen la capacidad de distinguir y designar; ahora alguien sordo de nacimiento puede llegar a esa conceptibilidad porque ya ha mediado toda la ciencia moderna y la psicología, pero en la antigüedad el sonido unido al arte fue lo que hizo al hombre actuar con conciencia de manera adecuada su finalidad. La esfera de la armonía y la voluntad, la LOGICA PURA del drama, su ensamblaje, representaba el simbolismo del mundo, no sólo del sentimiento, y es completamente insoluble dice Nietzsche si no se expresa con el ritmo y el dinamismo musical. En la obra de arte dionisíaca el hombre quiere expresarse como SER HUMANO GENÉRICO, no como individuo; con el gesto se hace inteligible el genio de la especie, pero dentro del mundo de la apariencia; y con el sonido que, representan las excitaciones más suaves de la voluntad, el ser humano resuelve, comprende, el mundo de la apariencia en su unidad originaria material que, intuye cuando el sonido se convierte en música; es decir, que no hay lenguaje sin sonido; éste, quiere expresar lo que es cada cosa en la obra, intensificando el sentimiento con el ritmo, para intuir lo que es cada cosa y cómo se configura en nuestra visión. Cuando el símbolo es un símbolo notado, entonces es un concepto que no estaba en la mente ya, sino que la propia obra nos ha traído a la memoria, una vez más mediante el juego material de la voluntad; en la memoria no hay sonido, así en el concepto queda sólo el símbolo de la representación asociativa. Una cadena de conceptos, que hay en todo drama, dan origen al pensamiento material de esos conceptos grabados en la memoria; pero no es esa cadena, PENSAMIENTO, que hemos aprehendido viendo el drama la que nos hace, según Nietzsche alcanzar la esencia de las cosas, puesto que si no bastarían nuestros genes grabados para empezar a hablar, por ejemplo, sino que ese “pensamiento” actúa como motivo, provocado por el drama, como incitación a la voluntad, pues es el símbolo notado de una apariencia de la voluntad, de una emoción; cuando en el drama interviene la palabra, si simboliza una representación asociativa creada antes en el obra, aprehendemos con ella una imagen, la epopeya; y si lo hace sobre una emoción de la voluntad, aprehendemos los sentimientos porque los simboliza mediante el juego de la voluntad, la lírica. Yo creo que esto no es “el nacimiento de la tragedia” sino el “nacimiento del concepto” en la misma realidad. Puede que esto sea algo que es difícil entender, pero lo que está claro en Nietzsche es que los conceptos son materiales; es una propuesta fisiológica, y así, originaria, no hay ningún “revelado metafísico” aquí.