Arquíloco y Aquiles olvidados

"No se puede la vida del hombre recuperar, ni comprar, una vez pasa la barrera de los dientes"(Aquiles, Ilíada 9,408)
El escudo que arrojé de mal grado en un arbusto,
soberbia pieza, ahora lo blande un tracio;
pero salvé la vida. ¿Qué me importa el escudo?
Otro tan bueno puedo comprarme.
(Arquíloco,traducción Ricardo Sánchez Ortiz)

ARQUERO

ARQUERO
ARQUERO

lunes, 15 de diciembre de 2008

Antes no había nada


Antes no había nada, sólo un vacío que todo lo absorbía y abarcaba; después se formó la tierra de ancho pecho, suelo seguro de todas las cosas. Esto nos expone la Teogonía; para el campesino Hesíodo, pero de clase media, el mundo entero de objetos se basa en la tierra y de ella procede. En tercer lugar la energía de futuras producciones, Eros, el más hermoso de los dioses y de los hombres. Del caos surgieron la oscuridad y la noche. Ambas están emparejadas, y mediante el poder creador de Eros, las fuerzas positivas brotan de las potencias negativas: el día y la claridad celeste (Eter). El día es así hija de la noche y la claridad celeste hija de la oscuridad: el no-ser precede al ser. Así nos narra Hesíodo el surgimiento de la vida misma como justificación de tiempos viejos y antiguos, donde el hombre "se las tenía que ver" con la naturaleza; este viejo mundo, del que hoy tenemos nostalgia, porque nisiquiera somos capaces de hacernos una idea clara de lo difícil que resultaba entonces la vida en la tierra, porque no lo conocemos, porque ni la vida misma se conoce ahí, porque la inmensa gama de tonos afectivos que el mundo actual ha ganado a la naturaleza no tienen ni un ápice de similitud con los modos de "salir adelante" que el mundo antiguo ponía en juego. Lo único seguro es la tierra y antes el vacío, que todo lo puede, y donde otros colocaron las diversas genealogías de la fundación, aprovechando la coyuntura del poder que les dio la conquista de la tierra, y donde los demás no tenían derecho a vivir sino es por decisión de los "padres" de la fenomenología antigua,se instaló también Eros, que a todos pertenecía, pero que nadie vive su "efecto" como los "receptores" de la tierra, los que la heredaron por las jornadas de Eros, llegando así a la claridad de Eter; una claridad que es más confusa que difusa, que justifica más a la oscuridad que a la vida plena, quedando el hombre a espensas de una simulación de genealogías; de un "juicio" que se cree en condiciones de ejecutar una "doxa" verdadera, cometiendo una tremenda injusticia con los antepasados en la serie, con la tiranía, que sólo se puede vencer y justificar la venganza según la ley del talión, una ley que no es ley sino descontestualizada, marginada, una ley de "aprovechamiento", que desemboca en la soledad de las genealogías morales.

lunes, 8 de diciembre de 2008

ROBERT "PETE" WILLIAMS



soldado de la superviencia

"Paisaje llano y húmedo, duro y despiadado. Canales de agua oscura y embarrada. La maraña vegetal asfixia los arroyos, amontonando el légamo. Las casas son de maderas oscuras de recuerdos de pintura antigua. Las únicas señales de vida son las antenas de televisión que protuberan de los tejados". Así cuenta Sam Charters su viaje a la pequeña aldea en la que vivía Robert "Pete" Williams cuando fue a grabarle en 1973 unas sesiones que se publican en vinilo en the legacy of the blues vol.9. "El blues es algo que se echa encima, como un predicador. Cuando te sacude y tú estás en el garito y la gente bailando....el blues te sacude tan fuerte que empiezas a hacer blues que ni siquiera sabes". Así explica el gran lírico la puesta de blues, un arte tan olvidado por la estética musical clásica como por aquellos que siempre lo han imitado.
La Louisiana rural era entonces un estado dividido entre lo católico-francés y la nueva iglesia baptista frecuentada por familias de gentes de raíz pobre. "Pete" Williams vivía en una aldea al lado de las vías férreas, aunque nisiquiera las gentes del lugar podían decir exactamente dónde vivía; nisiquiera habían oído hablar de ese nombre; la fenomenología del blues primitivo todavía no puede ser entendida en ciertos círculos; si lo hubieran llegado a ver, no se lo creerían. Parece que sólo en un sitio público como la estafeta de correos, saben decir a Sam dónde vive este hombre.
La casa de Robert "Pete" la construyó él-mismo con sus manos, y su leib interno. Los materiales con los que se construyó la casa los encontró por los alrededores, así era el blues primitivo mismo, hecho a base de sudor y sensaciones encontradas, pertenecientes a todos y a ninguno, aunque no por contagio. En esa época el gobierno americano ya había abierto escuelas para los niños de la zona.
Sam Charters lo describe como un tipo con cierto aire de "insistencia física alrededor suyo", con una "presencia amenazante en su rostro"; "su piel es oscura, su boca, cuando está a solas con su pensamiento, tiene un mohín taciturno, sus ojos están semicerrados, quedamente vigilantes. Entonces comienza a hablar, los ojos se abren cuando se vuelve para sonreír, y se siente su franqueza, su repentina sensibilidad". A los diez años ya trabajaba como un hombre adulto; durmiendo debajo de sacos, de desayuno café y pan, y doce dólares por el sudor de un mes; cuando trabajaba de peón mató a un hombre y lo condenaron a cadena perpetua en la penitenciaria de Angola. La guerra como soldado de la supevivencia y la poesía de la tierra hiciron a éste hombre. Cuando sale libre de la cárcel vaga por EEUU y Europa sacando canciones con medio litro de vodka a sus pies, dejando que vengan a él. Si estos hombres eran unos insensatos, eso significa que el blues primitivo, como arte popular del que todo el siglo XX ha descargado, ha sido apropiado por la cultura propagandística de la música popular como lo extraño y misterioso. La insensaez, de todas formas, no es una característica del arte primitivo o arcaico (lo mismo podemos decir de la conducta de Arquíloco, por ejemplo, que también hacía poemas y canciones breves de estilo y metro diferentes, allá, no se sabe en qué año de la Grecia arcaica, y al que la sensatez más de una vez lo salvó de morir en la guerra de otros), sino de la sociedad que le sustenta.

Los versos vienen en las sugerencias de los sonidos del acompañamiento y del esfuerzo intelectual de la phantasia del poeta lírico; el material de esos versos, es a su vez recogido de los peonajes y años de presidio. La sensación del cantor de blues no sólo pertenece al oír las canciones, sino también en la casa misma del gran artista.
Lo que caracteriza al blues primitivo es la libre extensión que va dentro de la propia canción; los temas de conversación que tiene el artista son los de sus canciones, nos dice Sam; éstas no son más que una estructura controlada de su propia vida; o si no, lo que acaba de ocurrir ese mismo día: "Yo tengo mi pequeño negocio, sabe, y si el buen dios nos manda buen tiempo salgo con mi camión y recojo chatarra de metal. Pero hoy ha habido demasiada agua...La aldea va a tener todos los coches en la calles y las calles se ensuciarán detrás de ellos, y yo soy el que se los va a llevar". Toda esta opinión se puede exponer en un verso de blues, al que el artista transpone toda la vivencia, se crea a partir de lo que se sabe, o lo que ha ocurrido; esto hace el cantor de blues, y es todavía parte de lo que el propio cantante quiere decir. El nombre de la canción se lo da a partir del primer verso de la última estrofa, a diferencia de otros cantores de blues. La última de las palabras debe de estar en su lugar correspondiente. Dice el artista:

"No hay lugar donde pueda decirse que la vida termina y que-abre la funda de la guitarra, la saca mientras busca el dedal metálico que utiliza para algunas de sus canciones-el blues comienza". Este es el retorno de lo salvaje que significa el blues, fuera de todas las genealogías mitológicas de las familias fundadoras de todo "lo real" en al arte, ese "salvajismo" en el blues, o que éste nos trae, salta tan radicalmente, una vez compuesta la obra, a lo cotidiano o vivido, o desde ello, que hace que cualquier Stiftung en el arte sea algo embarranado, como los alrededores de la aldea.-

sábado, 25 de octubre de 2008

Husserl o Gustavo Bueno


El materialismo filosófico está “empeñado” en que la Idea de Materia se predica trascendentalmente de los diferentes Géneros de Materialidad e incluye así la conciencia predicativa, haciendo a la conciencia Trascendental pura actividad; el error, la falsedad es que lo interpreta de forma psicológica en la crítica o regressus achacando a otros su psicologismo, o no explicando porqué no puede darse una “conciencia autista” con un Ego individual subjetivo responsable de la generación e invención de otras intersecciones de Ideas; precisamente su psicologismo consiste en la ocultación de una estética filosófica de la Idea de Materia que no es ni imanente ni trascendente, sino que es una pluralidad pasiva y pasible indefinida; olvida las tonalidades afectivas de los mundos, creyendo (en una creencia puramente religiosa) que no es más que psicologismo y diferenciando dos polos si quieren conjugados: apariencia y realidad efectiva que hacen unos sujetos operatorios subjetivos; no distinguen percepción ni phantasia, pues ésta sería, en línea con Husserl, algo manipulable. Aquí está esta creencia y su identidad, y lo que hacen aparecer confundiendo aprehensiones y cualidades:
1- CREENCIA PERCEPTIVA P1P2… Pn..P2P1=
encadenamiento perceptivo
APARICIONES A1P1A2PAn A1
-> -> ->
ligadas por unidad de identidad. Las flechas = intención a) en el seno de la continuidad del encadenamiento perceptivo en identificación continua.
=”intención” aprehensiva por similitud y contigüidad. Se establecen así, en las conciencias actividades perceptivas modificadas, a través de la creencia como impresión. Se quedan en Husserl de 1908.
Aunque Gustavo Bueno muchas veces se desmarca de los sujetos operatorios del materialismo filosófico; el Cristianismo, según Gustavo Bueno, debería defender, en principio, la tesis de la pluralidad de los mundos. Pero, por otro lado, la tesis de la economía divina—en tanto que se apoya en la fe, en la realidad individual del Verbo encarnado— sugiere que, de hecho, sólo nuestro mundo existe. Esta era la tesis de Santo Tomás: los mundos pueden ser infinitos, pero, de hecho, sólo existe el nuestro; y éste podía ser ab aetemo, pero, de hecho, ha sido creado en el tiempo.
Hipólito (s.III) en el libro IX de su Refutación de todas las herejías, donde se expresa que todas las herejías cristianas no eran otra cosa sino la resurrección de sistemas de pensamiento pagano. En ese libro habla de la herejía de Noeto, el “patripasianismo” (como el padre y el hijo son idénticos, el padre sufre y muere en la persona de su hijo). Desde la perspectiva de una estética del arte religioso antiguo, (la de san Hipólito, por cierto, o la de san Ignacio de Antioquía), perspectiva pagana, puesto que los rituales paganos no eran más que “simulaciones ante el dios”, aunque de hecho se practicaran auténticos asesinatos, esa “identidad” o “mismidad” del padre y del hijo, queda en entredicho, sólo se pudo dar una vez; el hijo, en la ontoteología cristiana de la época, no es más que un actor loco y aunque del hecho de que un padre posea las propiedades que él posee, pueda explicar que el hijo posee las propiedades que él posee, y aunque los dos puedan incluso parecerse, por eso los cristianos los confunden, eso no quiere decir que el hijo sea una imitación del padre. Por eso dicen que el padre es distinto al hijo, y sostienen, docetistas y gnósticos valentianianos, la tesis de la apariencia del cuerpo de cristo, y por tanto la apariencia de su nacimiento y su muerte. San Hipólito piensa que esta herejía es una reedición de la filosofía de Heráclito; y parece que Gustavo Bueno también, en sus Ensayos materialistas: “Es importante subrayar, en este contexto, la significación materialista del cristianismo, en su polémica contra el formalismo metafísico neoplatónico, en cuya línea se desenvolvió, p. ej., la herejía docetista. El dogma central del cristianismo, el dogma del Verbo Encarnado, supone una elevación del "estatuto ontológico" del cuerpo, que deja de ser casi la nada (apariencia, principio del mal, etc.), para convertirse en una realidad positiva divinizada. El cristianismo, ya desde su comienzo, junta las dos tradiciones hasta entonces irreconciliables sobre la materia: la tradición espiritualista (cristianismo de trascendencia) y la tradición materialista (cristianismo de "inmanencia"), y aun las funde en el dogma de la resurrección de la carne, por virtud del cual el materialismo se hace trascendente. Lo que no se puede olvidar es que, en toda la Historia, al lado del cristianismo "docetista", que desprecia ascéticamente a la materia corpórea, se desenvuelve el cristianismo educador de la conciencia materialista, que predica el respeto al mundo corpóreo, como obra de Dios, y excomulga a quienes, por desprecio, se abstienen de boda, carne o vino (Canon 50 de los llamados "Cánones de los Apóstoles").” Lo que ya no dice Gustavo Bueno es porqué se recurre a la estética filosófica para justificar la trascendencia de la carne; boda, carne y vino es un ritual aparente escénico muy antiguo.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

piedras

piedras filosóficas
Siempre ha habido sacerdotes callejeros desde que a Dios se le puso condiciones, desde que en la calle, en el puente o el teatro se empezó a interpretar toda fortuna en la vida como premio y toda desventura como castigo de una desobediencia a Dios; incluso los que piensan que no estamos instalados en un régimen filosófico (desechado ya el régimen mítico), y creen que la filosofía es un pasatiempo metafísico de una noche de verano adormidera con humos jovencillos en corro superiores, y creen a pie juntillas en su complejo de inferioridad con condiciones, no saben muy bien distinguir entre la imaginación y la benevolencia. Entonces se produce una inversión de la moral dice Nietzsche en El Anticristo: “La moral no es ya expresión de las condiciones de vida y de crecimiento de un pueblo, no es ya su más profundo instinto de vida, sino que se ha vuelto abstracta, se ha vuelto contraria a la vida; la moral es la perversión sistemática de la fantasía, es la mal mirada para todas las cosas… y se hace del pasado un estúpido mecanismo de salvación”. Una imaginación enferma. Y sigue en el Zaratustra:
“Y cuando Zaratustra dio la vuelta a una roca vio no lejos debajo de sí, en el mismo camino, a un hombre que agitaba los miembros como un loco furioso y que, finalmente, cayó de bruces en tierra. «¡Alto!, dijo entonces Zaratustra a su corazón, ése de ahí tiene que ser sin duda el hombre superior, de él venía aquel perverso grito de socorro, - voy a ver si se le puede ayudar.»
“«Quien os escucha, quien con gusto os escucha, reyes, se llama Zaratustra.
Yo soy Zaratustra, que en otro tiempo457 dijo: “¡Qué importan ya los reyes!” Perdonadme que me haya alegrado cuando os decíais uno a otro: “¡Qué importamos nosotros los reyes!”
Éste es mi reino y mi dominio: ¿qué andáis buscando vosotros en mi reino? Pero acasohabéis encontrado en el camino lo que yo busco, a saber: el hombre superior.»
Cuando los reyes oyeron esto se dieron golpes de pecho458 y dijeron con una sola boca:
«¡Hemos sido reconocidos! Con la espada de esa palabra has desgarrado la más densa tiniebla de nuestro corazón. Has descubierto nuestra necesidad, pues ¡mira! Estamos en camino para encontrar al hombre superior, - al hombre que sea superior a nosotros: aunque nosotros seamos reyes. Para él traemos este asno. Pues el hombre supremo, el superior a todos, debe ser en la tierra también el señor supremo. No existe desgracia más dura en todo destino de hombre que cuando los poderosos de la tierra no son también los primeros hombres. Entonces todo se vuelve falso y torcido y monstruoso. Y cuando incluso son los últimos, y más animales que hombres: entonces la plebe sube y sube de precio, y al final la virtud de la plebe llega a decir: “¡mirad, virtud soy yo únicamente!”»-
¿Qué acabo de oír?, respondió Zaratustra: ¡Qué sabiduría en unos reyes! Estoy encantado y, en verdad, me vienen ganas de hacer unos versos sobre esto: -aunque sean unos versos no aptos para los oídos de todos. Hace ya mucho tiempo que he olvidado el tener consideraciones con orejas largas. ¡Bien! ¡Adelante!”

jueves, 17 de julio de 2008

EL CASCO Y EL INSTINTO


...y hablamos de nuestra condición de individuos a los que se les "representa" un conjunto de apercepciones de otros, de unas operaciones en escena que, distan mucho de ser legítimas; "operaciones" o efectuaciones de actos aperceptivos que se plantan como maquinales, de forma metafísica, ante los que el individuo se defiende con el "instinto"; una nueva identificación es necesario poner en obra mediante una curiosidad científica (que es un instinto biológico de primer orden, según Gustavo Bueno, "Ensayos materialistas", págs 198-200) previa a la constitución de la conciencia filosófica, ya que hoy día nadie se enfrenta a tal condición. No se dice así que el instinto sea algo predeterminado con un sentido unitario que de cuenta de la historia natural, de la donación del ser o considerar los datos "en sí". Se apela al nivel "originario" donde hombre y animal coinciden, como encuentro fenomenológico de lo ajeno, arrojados por nadie, siempre ahí, en un descarte.

martes, 8 de julio de 2008

La dynamis perdida


Abriga lanzas,
se levanta la tierra dolomía;
ignorado tras el manto tegumento,
hielo seco,
ardid de intención,
se desliza un río entre genios inclinados
a los dogmas,
se evade.-

Cautelosamente, hacia fisuras filosóficas.-


viernes, 4 de julio de 2008

Cerca glacial

Macizo de Babia

Echamos a rodar por la tierra,
el campo llama de abrazadoras, festoneadas,
de romper el hielo la roca,
me quedé helado, desabrido.-


viernes, 27 de junio de 2008

CÁRCAVO:Mímesis de los contenidos



Muchos filósofos, nuevos, viejos, "bloguesabios", usurpan contenidos de diferentes campos y los acoplan en unas phantasiai oscuras.



"El campo visual de la percepción es un entrelazamiento asociativo de varios campos sensibles separados. El campo visual está separado del campo del tocar, etc. Por otro lado, en su coexistencia, no son incompatibles, se entrelazan incluso constantemente bajo forma de objetividades perceptivas que aparecen de manera unitaria. Si ponemos sólo atención a los momentos del campo visual, nos olvidamos del campo táctil, [69] pero este último no desaparece. Y podemos poner atención a los dos a la vez, como cuando miramos la mano y ponemos atención al mismo tiempo a su presión sobre la carpeta. Incluso: entendemos y vemos a la vez, y podemos relacionar los contenidos–de–sensación de las dos especies en una apercepción en la cual los dos engendran entonces una unidad coexistente. La separación en campos diferentes corresponde aquí a las separaciones de los géneros esenciales de contenidos. Lo que está emparentado genéricamente y específicamente fusiona hasta la unidad. La unidad de la apercepción objetal usurpa pues sobre esas unidades contenidos y sus separaciones. Toma contenidos en los diferentes campos (sin retirarlos de ellos) y forma a partir de ellos las unidades de la coexistencia." (Husserl, "Phantasia y conciencia de imagen,(Tercera parte principal de las lecciones del semestre de invierno 1904/1905 sobre “partes principales de la fenomenología y teoría del conocimiento”).

domingo, 22 de junio de 2008

Quinta rotura:LA HISTORIA DEL SENTIDO: rotura en el arte


LA HISTORIA DEL SENTIDO (La posibilidad del arte)

“Así como construyen(los griegos atenienses) el escenario tan angosto como es posible y se vedan todo efecto por medio de fondos profundos como hacen imposible al actor la mímica y el movimiento ligero convirtiéndolo en un espantapájaros solemne y rígido semejante a una máscara, así, han despojado a la pasión misma del fondo profundo y le han impuesto la ley del buen decir, más aún, han hecho todo por contrarrestar el efecto elemental de imágenes que infunden terror y compasión: querían evitar precisamente el terror y la compasión. Obsérvese más de cerca a los poetas trágicos, y se comprobará que lo que más estimulaba su diligencia, capacidad inventiva y rivalidad no era en absoluto el propósito de arrebatar a los espectadores por los afectos. ¡Y el ateniense iba al teatro para oír el buen decir! ¡Y el buen decir era lo que interesaba a Sófocles! -¡Pedóneseme esta herejía!”, (La Gaya ciencia, libro II parágrafo 80, Nietzsche).



¿Es posible que la mímesis pueda “posibilitar”[1] el arte con un algo? Veremos, a lo largo de esta quinta rotura, que lo que ha hecho la mímesis ha sido precisamente eso: posibilitar, polarizando desde su posibilidad ontológica de existir, no con un algo sino con implosiones simbólicas en una invarianza total (pasividad totalmente imprimidora, ausencia de port–à–faux, o desajuste necesario), de los diversos artes. Al final, será cuestión, la imitación, del propio lenguaje: ¿Es el lenguaje una mímesis imprimidora con secuencias uniformes continuas, secuencias que, ellas mismas puedan ser salvajes o fuera de mundo? Y tales secuencias, ¿son ellas mismas uniformadoras en tal salvajería, o son en algún modo, indeterminadas? Estas preguntas podremos volver a hacérnoslas, y rehacerlas.
Un trozo del Filebo de Platón, que sin nombrar la mimesis, nos dice Derrida[2], ilustra su sistema y lo define incluso, sea dicho por anticipado, como sistema de la ilustración. Derrida pone al lado otro texto de Mallarmé, Mimique, que lo comparte y completa. Hay en ellos, cierto número de motivos, a los que señalar con trazos gruesos que, formarían una especie de marco, el cierre, los bordes de una historia que sería justamente la de cierto juego entre literatura y verdad. La historia de esa relación estaría organizada por cierta interpretación de la mimesis. Entre Platón y Mallarmé una historia tuvo lugar. Esa historia fue también una historia de la literatura, si se admite que la literatura nació en ella y murió en ella, habiendo coincidido con su desaparición su acta de nacimiento como tal, la declaración de su nombre, según una lógica que ayudará a definir el himen; si esa historia tiene sentido, está regulada por el valor de verdad y por cierta relación, inscrita en el himen en cuestión, entre literatura y verdad.
Sócrates empieza en ese trozo así: “Y si tiene a alguien con él, que desarrolle en palabras dirigidas a su compañero los pensamientos que no se decía más que a sí mismo, ¿pronunciará en voz alta las mismas aserciones, y lo que llamábamos hace un momento opinión se habrá convertido entonces en discurso?”. Según Sócrates es a sí mismo a quien hace esas reflexiones si está sólo; y compara al alma con un libro, donde la memoria, en su encuentro con las sensaciones, y las reflexiones que provoca ese encuentro, escribe en nuestras almas discursos, y cuando semejante reflexión escribe cosas ciertas, el resultado es para nosotros opinión verdadera y discursos verdaderos; si escribe, ese escritor en nosotros, cosas falsas, entonces el resultado es falso; de ahí se admite que otro artesano está en nosotros: un pintor que viene después del escritor y dibuja en el alma las imágenes que corresponden a las palabras, separando de la visión inmediata o de cualquier otra sensación a las opiniones y discursos de que se acompaña, y así se perciben de alguna manera en sí mismo las imágenes de las cosas así pensadas o formuladas. Y pregunta Sócrates: ¿Son, pues, verdaderas las imágenes de las opiniones y de los discursos verdaderos y falsas las imágenes de las opiniones y los discursos falsos? Si eso es así, la cuestión a examinar ahora sería la del futuro: “Si resulta que semejantes impresiones acompañan necesariamente en nosotros a la representación del presente y del pasado, pero no del futuro”; Protarco responde que la de todos los tiempos, y Sócrates vuelve a preguntar: ¿No dijimos antes que los placeres y dolores provenientes sólo del alma pueden preceder a los placeres y dolores provenientes del cuerpo, de manera que nos sucede experimentar, por lo que se refiere al futuro, placeres y dolores anticipados? ; entonces esas letras y esas imágenes que se producen en nuestras almas, ¿existen respecto al pasado y al presente, pero no respecto al futuro? A la larga, dice Protarco, al contrario; según Sócrates con ese “a la larga” quiere decir que todo eso no es más que esperanzas para el futuro.
En cuanto al texto de Mallarmé, habla ahí de la estética del género, y de que una escena no ilustra más que la idea, no una acción efectiva, en un himen vicioso pero sagrado, entre el deseo y el cumplimiento, la perpetración y su recuerdo: aquí avanzando, rememorando allí, en el futuro, en el pasado, bajo una apariencia falsa de presente. Tal opera el Mimo, cuyo juego se limita a una alusión perpetua sin romper la luna: instala así un medio puro de ficción. Y el silencio en la lectura entre las hojas y la mirada.
Con relación a Platón, podemos considerar su obra como operación mimética, como de un mimo, una gran instalación donde podemos entrar y reflejarnos en la propia cotidianeidad; el trasfondo de tal instalación es el propio ser añadido por el pensamiento, introducido subrepticiamente en todas partes como causa. Al comienzo de la instalación está el error de que la voluntad es algo que produce efectos[3], y donde se podría poner el siguiente cartel anunciador: “nosotros tenemos que haber habitado ya alguna vez en un mundo más alto”. Cuando, como veremos en Richir, las razones por las que “este” mundo, de aquí, ha sido calificado de aparente fundamentan, antes bien, su realidad, –otra especie distinta de realidad es absolutamente indemostrable; y los signos distintivos del “verdadero ser” de las cosas son los signos distintivos de la nada; el hecho de que el artista estime más la apariencia que la realidad no constituye una objeción contra la tesis de la división del mundo entre un mundo “verdadero” y un mundo “aparente”, pues la “apariencia” significa aquí la realidad una vez más, sólo que seleccionada, corregida, reforzada.
El “mundo verdadero”, en sus formas, acabó convirtiéndose en fábula en cuatro fases: la primera es fase arcaica, mundo verdadero asequible al sabio, al piadoso, al virtuoso, él mismo es ese mundo, la vida sirve al pensamiento y al conocimiento; la segunda es fase clásica, mundo verdadero, inasequible por ahora, pero prometido al sabio, al piadoso, al virtuoso, donde el progreso de la idea se vuelve más sutil, más capciosa, más inaprensible; la tercera es fase moderna, donde el mundo verdadero es inasequible, indemostrable, imprometible, pero, ya en cuanto pensado, un consuelo, una obligación, un imperativo, el viejo sol visto desde la niebla y el escepticismo; la cuarta es fase bajo –moderna, donde el mundo verdadero es inalcanzado, desconocido, consolador, obligante positivista. Ahora nos encontramos en un “mundo verdadero”, una Idea que ya no(este ya no, de la propia Idea) sirve para nada, que ya ni siquiera obliga; es una Idea refutada. En Richir, entonces será ocasión de volver al bon sens, buen sentido: se faissant.
Según Derrida, la historia verdadera, la historia del sentido es narrada en el Filebo,(forma clásica). Primero se podría decir que el libro es una dialéctica: la comparación del alma con un libro, modo o instancia del discurso (logos) callado, silencioso, interior: habla regresada. El pensamiento, dianoia, tal como lo definen el Teeteto y el Sofista: “Así, pues, pensamiento y discurso son la misma cosa, salvo que es al diálogo interno y silencioso del alma consigo misma a lo que hemos denominado con ese nombre de pensamiento”, Sofista 263 e; “¿A qué denominas tu con ese nombre (dianoeiszai)? –A un discurso que sostiene el alma a lo largo de sí misma sobre los objetos que examina. Es como hombre que no sabe nada como te lo expongo. Así es, en efecto, como me imagino al alma en su acto de pensar; no se trata de otra cosa para ella que dialogar, dirigirse a sí misma las preguntas y las respuestas, pasando de la afirmación a la negación”, Teeteto, 189 e. Según el Filebo habría primero una doxa, opinión, sentimiento, evaluación espontánea en mí, apariencia, verosimilitud; luego, doxa en voz alta: discurso, logos. Así, el diálogo se ha hecho posible, pero puede suceder que yo no tenga compañero; es a propósito de ese logos deficitario como se impone a Sócrates la “metáfora” del libro. Este no es, así, más una especie del género “diálogo”, porque esa conversación reducida sigue siendo un falso diálogo, equivalente a pérdida de voz, y no habría necesidad de libro. Entonces se busca reconstruir por sustitución la presencia del otro y al mismo tiempo dar satisfacción al órgano de la voz. El libro metafórico tiene, así, todos caracteres que, hasta Mallarmé, se habrán asignado siempre al libro. Libro, pues, como sustituto del diálogo vivo.
Segundo, el libro es decidible: según sea el escritor en nosotros, el libro en el alma puede ser verdadero o falso. No vale más que su peso de verdad.
Tercero, el valor del libro no le es intrínseco. La verdad o la falsedad no sobrevienen más que en el momento en que el escritor transcribe un habla regresada, cuando copia en el libro un discurso que ya ha tenido lugar y que se mantiene en determinada relación de verdad (de semejanza) o de falsedad (desemejanza) con respecto a las cosas. Esa copia ya implica una primera grabación, donde realmente se decidirá entre lo verdadero y lo falso; el libro que copia, reproduce, e imita el discurso vivo, no vale lo que vale ese discurso; con eso la escritura es interpretada como una imitación, un doble de la voz viva y del logos presente. En la República el poeta es juzgado como mimo que no practica la “diégesis simple”, el lugar específico del poeta puede ser juzgado según que apele o no a la forma mimética.
La forma mimética tiene, en Platón, tres focos[4]: a) El doble parricidio: Homero es expulsado de la ciudad, como todo poeta mimético, condenado porque practica la mímesis (la diégesis mímica, no simple); Parménides, el otro padre, es condenado porque ignora la mímesis, su logos prohibía dar cuenta de la proliferación de los dobles (“iconos, ídolos, mimemas, fantasmas”). La necesidad de ese se precisa en Sofista, 241 d-e. b) La doble inscripción de la mímesis; es imposible inmovilizar la mímesis en una clasificación binaria, asignar un solo lugar a la tekne mimetiké en la “división” del Sofista, en el momento en que se busca un método y un paradigma para organizar la caza del sofista. La mimética es a la vez una de las tres formas del “arte de producción”, tekne poietiké y, en la otra rama de la horquilla, una forma o un procedimiento del arte de adquisición, no productivo, no poético, utilizado por el sofista en su caza de los jóvenes ricos. “Brujo e imitador”, el sofista puede “producir” los “mimemas y homónimos” de todos los seres (234 b-235 a); el sofista mima lo poético que sin embargo comporta lo mimético, produce el doble de la producción. Pero, a punto de ser capturado, el sofista escapa aún de ello, mediante la división suplementaria, hacia un punto de fuga, entre dos formas de la mimética (235 d), la eikástica que reproduce fielmente, y la fantástica que simula la eikástica, finge simular fielmente y engaña a la vista en el simulacro (fantasma) que constituye una “parte muy grande de la pintura y de la mimética en su conjunto”. Aporía (236 e) para el cazador filósofo, parado ante la bifurcación, incapaz de seguir acosando a su presa, escapada sin fin para la presa (que es también cazador) que se encontrará al lado de la Mímica de Mallarmé. Ese mimodrama y la doble ciencia a que debe dar lugar no habrán afectado más que a determinada historia cortada de las relaciones entre filosofía y la sofística. c) La mímesis no – culpable. Si se recobra la mímesis “antes” de la “decisión” filosófica, se observa que Platón, lejos de unir el destino de la poesía y del arte a la estructura de la mímesis, descalifica en la mímesis a todo lo que la modernidad pone por delante: la máscara, la desaparición del autor, el simulacro, el anonimato; es la duplicidad interna del mimeiszai que Platón quiere cortar en dos, para resolver entre la buena mímesis, la que reproduce fielmente y en la verdad, pero se deja ya amenazar por el simple hecho en ella de la duplicación, y la mala, que hay que contener como la locura y el mal juego.
Tenemos así una maquinaria lógica de la mímesis: primero produce el doble de la cosa; si el doble es fiel y perfectamente parecido, ninguna diferencia cualitativa le separa del modelo. Eso tiene tres consecuencias: a) El imitante, el doble, no es nada por sí mismo; b) No valiendo el imitante, el doble, más que por su modelo, es bueno cuando el modelo es bueno, malo cuando el modelo es malo. c) Si la mímesis no vale nada y no es nada por sí misma, es en sí negativa, un mal, imitar es un mal en sí y no sólo cuando se trata de imitar al mal. Segundo, según Derrida, el imitante es algo, puesto que hay mímesis y mimemas; ese no – ser “existe” de alguna manera (Sofista); por lo tanto, a) añadiéndose al modelo el imitante, viene como suplemento y deja de ser una nada y un no – valor; b) añadiéndose al modelo que “es”, el imitante no es el mismo y no es nunca absolutamente parecido (Cratilo). Ni absolutamente verdadero; c) suplemento del modelo, le es inferior en su esencia en el momento mismo que puede reemplazarle y resultar así “primado”.
Ese esquema es una especie programa de prototipos de todas las proposiciones inscritas en el discurso de Platón y en los de la tradición.
Toda la historia de la interpretación y de las artes literales se ha desplazado, transformado, en el interior de las diversas posibilidades lógicas abiertas por el concepto de mímesis.
El logos, él mismo imitado por la escritura, no vale más que como verdad; es a ese título como le interroga Platón.
El elemento del libro así caracterizado es la imagen en general (icono o fantasma), lo imaginario o imaginal. Si Sócrates puede comparar con un libro a la relación silenciosa del alma consigo misma, en el “soliloquio mudo”, mímica, es que el libro imita al alma o el alma imita al libro, que uno es la imitación semejante de la otra (“imagen” tiene la misma raíz que “imitari”). Ambos semejantes de esencia reproductiva, imitativa, pictórica, en el sentido representativo de la palabra. El logos debe, en efecto, regularse sobre el modelo del eidos, el libro reproduce el logos y todo se origina según esa relación de repetición, de semejanza, de doblamiento, de duplicación, por esa especie de brillo y de proceso especular en que las cosas, onta, el habla y la escritura vienen a reflejarse unas en otras.
En el Cratilo la nominación excluía la mímesis, la forma de la palabra no podía parecerse, como en el mimo, a la forma de la cosa (423 a ss.); pero Sócrates no por ello deja de mantener que otra semejanza, no sensible, debía hacer del nombre justo una imagen de la cosa en su “verdad” (439 a ss.). Y esa tesis no se la lleva a las idas y venidas irónicas del Cratilo. La prioridad del ser, en su verdad, sobre el lenguaje, como la de un modelo, como la de su icono, tiene la firmeza de una certeza absoluta. Para saber si la copia es buena se debe partir de la imagen, naturalismo de la imagen, pero una imagen que, implícitamente puede ser idea, las ideas.
Cuando Sócrates dice en el Filebo: “Un pintor que viene del escritor, y dibuja en el alma las imágenes correspondientes a las palabras”, pintura y escritura no pueden ser imágenes la una de la otra más que en la medida en que una y otra son interpretadas como imágenes, reproducciones, representaciones, repeticiones de lo vivo, del habla viva en un caso, de la figura animal en el otro(zôgrafia). Y ahí está la clave implícita de la instalación intelectual de Platón. El pintor dibuja en el alma las imágenes que corresponden a las palabras; la pintura que forma las imágenes es el retrato del discurso; vale lo que vale el discurso que cuaja y se escarcha en su superficie. No vale tampoco, por consiguiente, más que lo que vale el logos capaz de interpretarla, de leerla, de decir lo que ella quiere decir y que en verdad le hace decir, reanimándola, para hacerle hablar.
Pero la pintura, adorno degenerado del pensamiento discursivo, ornamento de la dianoia y del logos, representa también un papel aparentemente inverso. Actúa como el revelador puro de la esencia de un pensamiento y de un discurso definidos como imágenes, representaciones, repeticiones. Si el logos es en primer lugar imagen fiel al eidos del ser, actúa como una pintura primera, profunda e invisible. Entonces la pintura en el sentido corriente, la pintura del pintor, no es más que una pintura de pintura. Así es como puede revelar la pictoricidad esencial del logos, su representatividad. Tal es la tarea que Sócrates asigna al zôgrafon – demiurgon del Filebo. ¿Cómo actúa?, pregunta Protarco. Sócrates: cuando separando de la visión inmediata o de cualquier otra sensación a las opiniones y discursos de que se acompañaba, se ven de algún modo en sí mismo las imágenes de las cosas así pensadas y formuladas. El pintor que trabaja después del escritor, siguiéndole, el artesano que sigue al artista, puede, mediante un ejercicio de análisis, de separación y de empobrecimiento, purificar la esencia pictórica, imitativa e imaginal del pensamiento. El pintor sabe entonces restaurar la imagen desnuda de la cosa, tal como se entrega a la simple intuición, tal como se deja ver, en su eidos inteligible.
En la escritura psíquica, la zôgrafia y el logos (o la dianoia) tienen entre sí esta extraña relación: uno es siempre suplemento del otro. En la primera parte de la escena, el pensamiento que fijaba directamente la esencia de las cosas no tenía esencialmente necesidad de ese adorno ilustrativo que eran la escritura y la pintura. El pensamiento del alma no estaba íntimamente unido más que al logos (y a la voz proferida o retenida). Algo más adelante, a la inversa, la pintura, en su metáfora de pintura psíquica nos da la imagen de la cosa misma, nos entrega su intuición, la visión directa, libre del discurso que le acompaña, y aún le estorbaba. Se trata siempre de la pintura y de la escritura; fuera de esta metáfora, Platón niega siempre la intuición de la cosa misma a la escritura y a la pintura en el sentido “propio”, puesto que no tratan más que de copias y copias de copias.
Discurso e inscripción (escritura – pintura) están mantenidos juntos por el tejido de todas las complicidades siguientes: 1. Ambos son medidos por la verdad de que son capaces. 2. Son imágenes el uno del otro y por eso se pueden suplir mutuamente cuando falta uno. 3. Su estructura común les hace participar de la mneme y de la mímesis; la relación del reproductor con lo reproducido, es siempre relación con un presente pasado. Lo imitado es antes que lo imitante. Problema del tiempo que no deja de plantearse: Sócrates se pregunta si no está excluido el que los grámmata y los zôgrafémata tengan relación en el futuro. Lo que es difícil de pensar es que un imitado aparezca después que su imitante, que la imagen preceda al modelo, y el doble al simple. Las aberturas de la “esperanza” (elpis), la anamnesis (el futuro como presente pasado por volver), el prefacio, el futuro anterior vienen a arreglar las cosas.
Aquí es donde el valor de mímesis se deja dominar más fácilmente. Cierto movimiento se produce en el texto platónico, que no hay que apresurarse a considerar contradictorio. Por una parte es difícil separar la mneme de la mímesis, pero por otra, si Platón descalifica a menudo a la mímesis y casi siempre a las artes miméticas, no separa nunca el desvelamiento de la verdad, la aletheia del movimiento de la anamnesis(distinguida de la hipomnesis). Se anuncia una división interior de la mímesis, una autoduplicación de la propia repetición; infinitamente, puesto que ese movimiento mantiene su propia proliferación. Quizás haya más de una sola mímesis; y quizás sea en el extraño espejo que refleja, pero también desplaza y deforma a una mímesis en otra, como si su destino fuese el enmascararse a sí misma, donde se aloja la historia –de la literatura –como la totalidad de su interpretación. Todo tendría lugar en las paradojas del doble suplementario: de lo que añadiéndose a lo simple y al uno, los reemplaza y le imita, a la vez semejante y diferente, diferente porque semejante, el mismo y distinto de lo que dobla. ¿Qué es lo que se mantiene y se decide en la ontología o en la dialéctica a través de todas las mutaciones o revoluciones que han implicado? Es justamente lo ontológico: la posibilidad presunta de un discurso sobre lo que es, de un logos que decide de o sobre el on (ser – presente). Lo que es, el ser – presente(forma matricial de la sustancia, de la realidad, de las oposiciones entre la forma y la materia, la esencia y la existencia, la objetividad y la subjetividad, etc.), se distingue de la apariencia, de la imagen del fenómeno, etc., es decir, de lo que, presentándole como ser – presente, le dobla, le re – presenta y a partir de ello le reemplaza y le des- presenta.
La mímesis, en la historia de su interpretación se ordena siempre al proceso de la verdad: 1. O bien significa, antes incluso de poder ser traducida por imitación, la presentación de la cosa misma, de la naturaleza, de la phisis que se produce, se engendra y, (se) aparece tal como es, en la presencia de su imagen, de su aspecto visible, en su rostro: la máscara teatral en tanto que referencia esencial del mimeszai, revela tanto como oculta. Es movimiento natural mediante el cual la phisis, no teniendo ni otro ni exterior, debe desdoblarse para aparecer, aparecer(se), producir(se), desvelar(se), para brillar en su aletheia. En este sentido mneme y mímesis van a la par, pues mneme es también desvalamiento, no – olvido, aletheia. Para Gadamer esto significa en la mímesis antigua un sentido cognitivo[5]: “lo representado está ahí, esta es la relación mímica original. El que imita algo, hace que aparezca lo que él conoce y tal como lo conoce”. En realidad es un ponerse en acción a sí mismo; no se trata de ocultar algo simplemente, para adivinar algo detrás de ello, sino de representar de manera que sólo haya lo representado; si se trata de adivinar algo, es qué es esa representación, por lo tanto el sentido de la mímesis es el reconocimiento, conocimiento de la esencia a través de una copia, tal como Aristóteles expuso en la Poética, con base en la identidad y la identificación. 2. O bien mímesis establece una relación de homoiosis o de adequatio entre dos términos: imitación por semejanza. Las dos caras se separan frente a frente, lo imitante y lo imitado, no siendo éste otro que la cosa misma, su presencia en manifestación. La buena imitación será la imitación verdadera, fiel, semejante o verosímil, conforme, adecuada a la phisis, esencia o vida natural, de lo imitado; desaparece de sí misma restituyendo libremente y, por lo tanto, de manera viva la libertad de la presencia verdadera.
Cada vez la mímesis debe seguir el proceso de la verdad. Es en nombre de la verdad, su única referencia, como es juzgada; el rasgo invariante de esta referencia dibuja la cerca de la metafísica.

[1] Las comillas van a ser comillas “fenomenológicas”, descargando a la palabra de lo ontológico y metafísico.
[2] En “La diseminación”, Jacques Derrida, DDIS, págs. 265-340.
[3] Este es un lugar común en el pensamiento griego que comparten tanto Platón como Aristóteles, aunque podamos considerar el análisis de Platón como en un polo estético y a Aristóteles partidario de un polo artístico en líneas generales, es decir que el segundo vería la obra de arte desde el artefacto y el primero desde la obra recibida, de ahí que Platón expulse los poetas de la ciudad ideal, al considerar que producen un efecto imán o de anillo(arrebato que llega a los espectadores irremediablemente, ver Ión y libro X de la República), y Aristóteles analice en su Poética la producción del poeta y sea partidario, en la Política de una educación en la música y las artes técnicas.
[4] DDIS págs.280-281.
[5] Ver “Verdad y método” p.157-162, ed, Sígueme, Salamanca.

lunes, 2 de junio de 2008

REPETICIÓN DEL PRESENTE


nosostros creemos en supuestos.
En la ciudad un argumento,
envuelto en alfombras blancas.
Desaparece en el aire
la presencia estética.
En butacas de salón,
rodeado de amigos vecinales
y parientes lejanos.
Vienen dos sirenas vestidas,
con ropa de tragedia.
A la búsqueda de una presencia
del amor en la calle.
El circo ambulante actúa
con secretos al oído.
En la huída busca la verdad,
salvar la realidad.
En argumento ontológico,
en un recinto privado
están sólo los zapatos,
cambiados.
Sale al recinto privado;
¡agárrate a la forja de hierro!
Vuelve la sangre,
aprehende el sol de Siberia.

lunes, 19 de mayo de 2008

phantasia no percibe


1. – se entrelaza lo actual–
LA IMAGEN DEL ESPEJO, ¿NUESTRA APARICIÓN?

INTRODUCCIÓN
Destruyen la realidad de las apariencias. Abre la mímesis
No entres: psicología. Ordena tu phantasia
Sal cuando puedas, y cierra. Y mantén el escudo
Si sales recuérdalo, el que tengas
No recuerdes lo que nos te hayan impreso, Si no te gusta
en la sensación.– mantén otro.–
Bajo cualquiera condición, Maqinalmente, metafísica
sigue tu instinto, manténte en su unidad
Intúyelo duda y sé humilde
¿cuándo se nota? De vez en cuando, uno debe mirarse
cuando los prejuicios te obligan a lo contrario.– en los zapatos.
La esperanza que tenía, ahora, El desierto espera a todos,
renovada radicalmente, Sí, a ellos también,
los sueños, lo veremos.
son mis sensaciones.– Aquí, sin movernos.
Desacostúmbrate a lo otro,
Conquístate.

PRIMERA POSICIÓN

No desconfíes de nadie, entra en la sala y siéntate
Nadie lo sabe. toma lugar propio y sigue la descripción del maestro
Pero lo ven, pon el velo porque la sabiduría se te está revelando solo a ti
Estás en pleno juego de mundo. en forma de águila ,­–
Y el juego eres tú mismo es tu metafísica, tu cultura subjetiva
A ti es al que admiran. rellena de psicología, rellena de paja,
Te lleva tanto la mímesis, vive en el mito y no te angusties por nada,
que eres su propiedad. la phantasia y el instinto están de tu lado,
Su conciencia, en el conocimiento.
arrastrada por el instinto.–
Absolutamente real lo que haces
No falles con la luz
Manténte regido
Y anima siempre la máxima esperanza.

SUMA POSICIÓN–vida y pensamiento–

Metafísica viva en el espejo, De la posta salimos todos
Subjetividad arrancada. hacia el banquete de sinvergüenzas,
Camino coartado de sentido arcaico. pantomima de los saces;
No existen las tragedias, en el efecto programado
¡Pues nace la comedia! con cargas rituales
¡Oh mímesis que miran! los pasos de la psicosis colectiva
Entendimiento del espejo. que se arrastran con el enemigo
Contraargumento. ¿hacen la guerra por él?
El arco se dispara contra sí. En el espejo se olvidan del escudo,
La flecha da en el blanco invisible, en el aire de la ceremonia
Y la caída del héroe es intranspasible.– jira en perfume de incienso
Sabiduría dionisíaca que combaten. y remata anulando tu anillo,
Despilfarro ritual que subyace.– ¿el nuestro?.
Entra el guía en el seminario. Áyax convertido ahora en Edipo
Ojos de cristal que gotean entre párpados, vaga cual sombra tremenda
por mí, por cualquiera, por las aristas de los sentidos
Construye el muro de la imitación. por donde se abre la salida
Apoyada por ojos de atardecer. de todos conocida
Cansados de por su jornada de venenos. rescatada de la salvajería de los mundos
Han dado adormideras a los alumnos. y atraída hacia su esencia,–
Y ahora ya no desean discutir: de un verdadero fenómeno de lenguaje,
Homero bien lo dijo: no hay función ritual alguna, la esencia salvaje de lenguaje significante
solo lo que algunos ven; y el hombre puesto por el maestro
Áyax de una pieza, y traslúcido de ojos de cristal
Soporta hasta el amargo final, significantes fuera de tiempo,–
todo lo que le ocasionan. Hacia el inconsciente simbólico, ¡ahora!.




2.
LA IMAGEN DEL ESPEJO, ¿REFLEXIÓN, on?

Cierra la mímesis. Fuerzan la salida
Comienza la reflexión, desajustan el sentido
on fenomenológico, todavía desconocido. haciendo analogías
Iniciación hacia fuera, hacia arriba,– impenitente inmemorial.–­
Jira al sentido simbólico, marcan postas de reducción
al sin concepto reatado, al juicio teleológico arrastrado
Fase premonitoria .por iniciados subdesarrollados
Del desfase reproducido, en el desfase maquinal–experience,
Inmemorial realidad lógica.– pero vuelve indeterminante.–
Cuando se trata de protagonista, salto en la realidad,
aparecen los ojos cerrados. en la vida del sentido
Lo suyo es robado. nada puede estar robado
Actualizado como enigma. sino el enigma vinculado
Y apropiado egoïte. siempre a toda subjetividad.–
Cierra la mímesis_ Queda la puerta falsa
Incide el sentido. inaparente desajuste de imperios
Salta a tu anchas. desatados del mundo
Y deja ataduras. Caen hacia abajo.

SEGUNDA POSICIÓN: SUMA POSICIÓN.

Conciencia y lógica seguidas hasta el extremo. Compasión del efecto,
Promesas, recuerdos,
hachas para mantener el ritual ,hechos que ordenan tu phantasia
verdad inasequible todavía, conversión de la sabiduría
pero ya representada en una promesa.– a una experiencia estética de juicio,
ahora déjame contar una experiencia para in–aprehender
que el lazo de la reflexión,
decididores que dicen luchar honradamente,
(¡cómo lo van a hacer decidiendo!),
ladrones comunitarios,
en la catarsis del robo,
ego que no enseñe lógica,
y practique medicina,
a ellos como a sus otros, que son suyos, por el robo,
hazte el prot-agonista,
que ya lo han decidido.
Nota: elpoema contiene puntos, comas y guiones en su correcta puntuación.




lunes, 25 de febrero de 2008

EL CÁRCAVO


CÁRCAVO FILOSOFÍA

1
La filosofía; debido a la mala reputación creada por algunos agentes sociales que en otros tiempos se escondían bajo ropajes extraños, y hoy día incitan a la gente a ritualizar todo lo social y antisocial, la filosofía hoy día es cosa de gentes que se creen que tienen unos derechos que no tienen; y cuando es respetada, la filosofía, es, o debido a las canas, o por su prestigio social "dedans" unas columnas muy al margen de los resortes que mueven una sociedad. Y están tan al margen que, cuando alguien se decide a impartir sin reservas filosofía, lo único que pueden hacer es mirar, mirar al gran hermano y disfrutar de lo que creen que es una comedia; bien, pues ni la filosofía es una comedia ni el gran hermano tiene competencia para representar la filosofía.
Hay que defender la filosofía a capa y espada, si no qué nos queda: ¿el ritual religioso al que nos quieren someter siempre los reformadores de la educación? Estos, que practiquen en su templo; ¿o un edificio, el de la filosofía, en donde podamos preservarnos de los repugnantes efectos de la postmodernidad, donde se instalan los que tienen "la papeleta resuelta"? Estos, que pisen más de vez en cuando el asfalto de la postmodernidad.
La filosofía nace libre, ¿recuerdas? Pues debe implantarse en un espacio libre y público ("la razón debe tener un control", Kant; ese control es de todos).
2
El superhombre no resalta su diferencia, no vive sus debilidades, las supera antes de que le afecten; si Nietzsche sufrió una enfermedad no es porque fue débil física o mentalmente, sino porque contrajo una enfermedad en cierto lugar que hoy es totalmente curable 100%. Cómo que no fue un superhombre? ¿Quién crees tú que lo fue en la historia de la filosofía? Nadie antes suyo; y eso se refiere a su cuerpo biológico; y en su pensamiento eso no es un argumento; si Nietzche no hubiera estado enfermo hubiera escrito lo mismo y mucho mas de lo mismo; tu comprend? todos acaban abriendo la mano, él no. Él es dinamita, y lo sabía, y su último libro sólo lo puede escribir un superhombre como él; no todos podemos ser superhombres, como en la película, cualquiera puede instalarse en el mercado: (Así habló Zaratustra, del hombre superior).

3
Ah! Nietzsche dijo al menos en dos ocasiones que los alemanes habían sido lo asesinos más grandes de Europa y de la cultura del renacimiento. Y la voluntad de poder no es un libro base para estudiarlo, hay muchas dudas sobre el libro y sus añadiduras.
_También se olvida que Nietzsche al menos en dos ocasiones muy importantes ataca a los alemanes, una en su último período de lucidez: “ ... una frase del esteta zuavo Vischer dio la vuelta a los periódicos como una “verdad” a la que todo alemán tenía que decir sí: “El Renacimiento y la Reforma protestante, sólo ambas cosa constituyen un todo –el renacimiento estético y el renacimiento moral” –. Tales frases acaban con mi paciencia, y experimento placer, siento incluso como deber el decir a los alemanes todo lo que tienen ya sobre su conciencia. ¡Todos los grandes crímenes contra la cultura en los últimos cuatro siglos los tienen ellos sobre su conciencia!... Y siempre por el mismo motivo, por su profundísima cobardía frente a la realidad, que es también la cobardía frente a la verdad, por su falta de veracidad, cosa que en ellos se ha convertido en un instinto, por “idealismo”... Los alemanes han hecho perder a Europa la cosecha, el sentido de la última época grande, la época del Renacimiento”[...]. También en mi caso volverán los alemanes a ensayar todo para que de un destino inmenso nazca un ratón. Hasta ahora se han desacreditado conmigo, dudo que en el futuro vayan a hacerlo mejor”. Ecce homo.
4
El vivir plenamente no depende de aceptar la propia mortalidad porque esta ya nos viene dada; no hace falta pensar en ella; es un prejuicio supersticioso malintencionado el pensar en la mortalidad; la vida plena se consigue sin pensar en el temor de dios, otra cosa que no existe; claro que si se quiere educar a un niño para que obedezca las leyes, no es necesario invocar a las normas religiosas, o hacerlo en relación al miedo. O diciendo que la noche es el contrario del día; dia y noche no son realidades en sí cada una, sino los dos aspectos de la misma realidad; el paso de la noche al día y del día a la noche, su aparición recurrente y su desaparición MUTUA, no por separado, es la base de su existencia y el contenido de su esencia, digámoslo así. Lo frío se calienta, lo caliente se enfría; no hay SEPARACION. No es que en el fondo formen una unidad sino que son lo mismo ya; estamos hablando de propiedades y condiciones, no de entes con energía independiente; diferencia y cambio en los sucesos. ¿Cómo vamos a decir a alguien, y menos a un niño, que acepte su mortalidad? ¿Acaso estamos preparando víctimas. O que? Una existencia uniforme es la que considera los contrarios por separado: o estás conmigo o contra mí. No todo es tan fácil. Tampoco Lo bueno y Lo malo se pueden sumar dando un resultado nulo o indeterminado, neutral tras los opuestos en el que todo acaba reconciliándose. En el mismo acto se ve todo el mal y todo el bien. El fragmento 62 de Heráclito nos expresa todo esto: “Inmortales mortales, mortales inmortales, viviendo la muerte de otros y la vida de otros muriendo”.

5
"Se debe seguir lo común, el sentido (Logos) es común y, sin embargo, muchos viven como si tuvieran un entendimiento propio". Esta frase de Heráclito, que rezaba en la primera página de su libro, puede ser la más importante de la historia de la filosofía,, ser racional, seguir el logos, el común; eso es lo único común: ni religiones, ni cofradías, ni partidos, etc.; ahí estamos incluidos todos; ¡hay alguien que antes de él, o después de él se haya dado cuenta de esta simpleza y sencillez de la vida humana? Está hablando de comunicación con lo universal, no con entes o espíritus privados de la teogonía practicada en las diferentes escuelas filosóficas a lo largo de la historia. Sólo Nietzsche es capaz de retomar esta senda; es una verdadera lástima lo que le ha ocurrido y ocurre a la filosofía; es como si la filosofía deseara dormir, sin memoria que, es la portadora de la continuidad del conocimiento, quedando libre el juego de los sueños arbitrarios e irracionales. Se ha perdido el nomos fundamental de la filosofía, su PROPIA constitución.
6
… que la razón haya ayudado a programar y encuadrar muertes, no quiere decir que ella sea la culpable, bien; la razón es universal y cada uno le da su uso según su naturaleza diría Aristóteles; los modernos son exaltados, o se exaltan al utilizar la razón, me da igual, eso les pasaba a los románticos y no eran precisamente ilustrados; lo del espacio de la razón es muy interesante. Y ética disuelta en estética, sí, pero Nietzsche decía que eso era una “práctica” que justificaba el mundo, precisamente para hacer pasar por alto el nihilismo; esa práctica, terrible, puesto que se puede hasta justificar un asesinato mediante esas prácticas, un asesinato asistido por el arte, provocando e indagando en la víctima, es la vía para conquistar el mundo, justificar las propias acciones mediante comportamientos copiados, para evitar responsabilidades, o creer evitarlas y acceder al resultado; pero todo ello debería ser planteado fenomenológicamente. Tarea ardua difícil y hoy día, como en la época de Husserl, peligrosa teóricamente hablando. El nihilismo se practica todos los días, pero no se ve, se provoca para rendir en las empresas, se alimenta para procrear, y se acuna para seguir con los diversos status sociales, aunque variables.
7
La realidad, la vida en general, verdad?, tiene el sentido que le dan las leyes de la naturaleza; bueno, pero ese es uno de los sentidos, que sería independiente, si Pitágoras, por ej. no hubiera demostrado su propio teorema, si estuviéramos todos desnudos.
Creo que hablar de finalidad, sin aplicar una relación, o juicio como sede de la verdad, sin referirlo a alguien , o a algún grupo, o naturaleza principio último, es hacer pura metafísica sin sentido práctico, a no ser que se diga que eso tiene un sentido último, y valga entonces para la religión por ejemplo, pero no se ha dicho nada con eso en filosofía; no te pregunto qué seres en cuanto seres son los que estudiaría esa metafísica porque si no son centauros no sé qué seres puede estudiar que no hayan estudiado ya las ciencias, incluidas las humanas por cierto; el fundamento ya lo dan la ciencias, por eso precisamente la metafísica carece de sentido. En cuanto a la matemática, no quería nivelar todas ciencias como teorías explicativas formales, según modelos hipotético-deductivos, estaba refiriéndome a su modo de hacer.
Bien; el saber científico no agota la realidad, para eso tenemos la filosofía, la filosofía porque hay cuestiones que desbordan los conceptos científicos y que están reservadas a la arbitrariedad, al parecer, es decir a pensar cada uno lo que quiera según su psicología; es necesaria y susceptible una disciplina critica que racionalice esas arbitrariedades no científicas, no para sobreponerse a la ciencia sino encontrarlo dentro de la razón; se puede pensar en metafísica al hacer una demos científica, o pensar cosas más terrenas, como en una caza o una comida; pero da lo mismo lo que uno tenga en la cabeza para hacer una teoría. Lo que importa es que eso siempre debe ser racional, si no, no es filosofía, ni ciencia; la filosofía trata de poner orden y critica esas arbitrariedades, pero no como un cuerpo de doctrina común, ahí está su diferencia con la ciencia. La filosofía no puede decir que todos los órdenes convergen en una causa primera, eso lo dice la filosofía de Aristóteles; pero Platón dice otra cosa y estamos en un puro relativismo si hablamos de LA FILOSOFÍA DICE…,por ejemplo, como se escucha a veces por ahí; el problema de la filosofía es que debe tomar partido y ese debe ser racional y no fundado en esa arbitrariedad; esta es la dificultad de la filosofía; está conjugada siempre a la ciencia como saber crítico a partir de ella; y su relación, no correlativa, supone originariamente una involucración de la que surgen diferentes esquemas de relación, pero entre ellos no sale la metafísica, los principios científicos no operan con mecanismos lógicos metafísicos; en cambio te diré que si se utilizó, y se utiliza, como recurso, pero siempre sus criterios y contenidos abstractos tenían que entrar en contexto práctico.
8
El espacio de la filosofía (por Ricardo Sánchez Ortiz de Urbina):
Ahora el espacio de la filosofía y cuáles son sus vértices a partir de los cuales nos salimos de la filosofía:

METAFÍSICA / NIHILISMO



POSITIVISMO / ESCEPTICISMO

La filosofía es un saber de segundo grado, crítico y racional; esto hay que tenerlo en cuanta y tenerlo presente para estudiar esos vértices:
 POSITIVISMO: actitud mediante la cual la filosofía apenas se despega de lo que es la ciencia; aquí nos encontramos en el naturalismo científico y la filosofía se convierte en un proceso lineal, evolución paso a paso donde sólo se da la síntesis.
 ESCEPTICISMO: es una actitud donde se acentúa la visión crítica y el "exceso" de actitud crítica conduce al escepticismo a veces sólo como ironía.
 NIHILISMO: actitud excesiva por el análisis; se sobrepasa el horizonte, el límite dado por los principios tautológicos que rigen el pensamiento y se llega a la nada. Es un pesimismo pasivo cerca de locura.
 METAFÍSICA: la filosofía deja de ser un saber de segundo grado y se convierte en reflexión en la que no ocurre nada; el proceso crítico–filosófico no sale al exterior, no pasa el tiempo ni se crea un espacio concreto.
9
Creo que el vivir plenamente no depende de aceptar la propia mortalidad porque esta ya nos viene dada; no hace falta pensar en ella; es un prejuicio supersticioso malintencionado el pensar en la mortalidad; lo que sí se DEBE hacer en la educación, no en el templo, (y el que quiera vivir si no acepta un debe en nuestra cultura al parecer tan compleja esta metafisiqueando y además malintencionadamente, aunque no lo sepa, pero en fin habría que recurrir a los husserliana para empezar a hablar de estos temas de CREENCIA sin metafisiquear); sin un debe manipulamos mediante la relatividad cultural; vivimos en los prejuicios y el que no sepa o dude de ello nos está engañando; y no se puede obviar esa afirmación mediante orgullosos saltos de pensamientos mentales; toda filosofía es ética, claro, de acuerdo, el ethos, lo más propio de cada uno, sus prejuicios y su modo de rebasarlos o criticarlos, su educación doméstica y pública; la palabra amigo de "filosofía" impregna a cualquiera postura filosófica de subjetividad, y en esta conviven los diferentes prejuicios adquiridos que, no se superan yendo a África a ver cómo comen los masai.
10
Respecto a METAFÍSICA: el inventor del término no fue Aristóteles, sino Andrónico de Rodas, director del Liceo en el siglo I a.c. Las "notas de clase" sí proceden de Aristóteles, y aquel las compiló como "los que están después, no más allá, de la física; En la mal llamada "metafísica de Aristóteles" se habla de ON-TOLOGÍA, Y ON es realidad, ese es el sentido con el que hablaban los griegos de la palabra ON, y establece los principios ontológicos; y el conflicto en ese libro viene cuando dice que los principios específicos de cada categoría no se derivan de los principios lógicos; cómo se establecen esos? Y entonces qué hace Aristóteles, no recurre al primer motor ni se anda por las ramas, sino que recurre a la experiencia e inicia un análisis de la inducción para explicarla; esta puede ser 1_por enumeración simple, o generalización desde casos individuales a los específicos y de estos a los genéricos; 2_ por intuición directa de lo que es esencial en los datos sensibles; desafortunadamente la 1 sólo es concluyente cuando es completa, circunstancia inverosímil en la investigación sobre la physis; lo que queda pues es la intuición o "visión" del especialista terreno, quien gracia a su basta experiencia es capaz de "ver más allá" de los fenómenos, penetrando en la esencia; así por ejemplo sólo el astrónomo ve, dice, que el lado brillante de la luna está vuelto hacia el sol y dice que la luna brilla porque refleja la luz solar; esto es la investigación sobre la physis; más tarde se vió que lo que Aristóteles llamó OUSÍA, es decir la forma o configuración de algo, se podía encontrar por ejemplo en la tabla periódica de elementos, que no es el libro de buda, ni una mera invención arbitraria precisamente. Sólo esa forma o configuración esencial permite ver las correlaciones causales de las meramente accidentales. Aristóteles en toda la obra pone como ejemplo paradigmático de sustancia al individuo vivo. Esta ciencia con un sentido tan moderno, filosóficamente hablando o desde la historia de la ciencia, llega al colapso al final de la edad antigua, llega a su ocaso, como dice Farrington, a una "verdadera parálisis" con las disputas en torno a la "filosofía cristiana" y religión mistérica cristiana, y su preocupación por la filosofía griega para hacerse cargo de una sociedad esclavista, mísera, con lo que llega el bloqueo total de las posibilidades de la ciencia antigua.
11
Pensar la mortalidad es un prejuicio porque ya nos viene dado; es supersticioso cuando se lo relaciona con el temor de dios, que es lo más puro metafísico que los metafísicos han creído pensar cuando dicen que a dios o al temor de dios no se le puede ver, y acto seguido te hablan de muerte, pero no sigo por ahí, porque alomejor llegamos a la causalidad eficiente y a algún metafísico le guste; y es malintencionado, habría que investigar más porqué, pero lo es al relacionarlo por ejemplo con las teorías de lo bipolar, del cerebro escindido en dos, y ese tipo de cosas; porque entonces al educado se le ponen dos alternativas únicas: vivir y, o , morir; placer y ,o, dolor; morir y, o , suicidio; es decir, esa “manía” del inconsciente colectivo en separar todo lo viviente en rebaños o incluso culturas; por mucho que vayamos en el metro con gente diversa, y seamos solidarios, no veo que haya mucha mezcla, eso es un síntoma; ni hay diseminación; todos los conflictos a gran escala nos los creamos desde la idea de “grupo”; y a pesar de que cada uno tenga su modo de vivir y enterrar a sus muertos, el cristiano católico tiene una manía persecutoria de pensar en la muerte, y de creer que todo funciona a base de iniciaciones colectivas; Nietzsche los cazó muy bien a todos ellos, y a él le agradecemos por ejemplo “de los predicadores de la muerte”, en Así h. Z. los llama tuberculosos del alma: “apenas han nacido y ya han comenzado a morir y anhelan doctrinas de fatiga y de renuncia”. “Si encuentran un enfermo, o un anciano o un cadáver enseguida dicen: “la vida está refutada”. “Extienden la mano hacia las confituras y, al hacerlo, se burlan de su niñería”. Y así crean víctimas de la doctrina, para salvarse ellos, dicho sea de paso. Y es malintencionado porque al predicar la muerte están despreciando por defecto el cuerpo.
El fundamento y el origen del orden moral del mundo se nos ha expresado muy claramente a lo largo de la historia y cree tenerlo claro está la metafísica, que se cree también la escrutadora de riñones y de corazón.
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Ya he aportado información para demostrar que Aristóteles no inventa el término metafísica; por eso está a este lado de la puerta; su investigación es sobre la physis; ahora quiero aportar un texto sacado de Giorgio Colli pero con dos reseñas de Aristóteles para demostrar que el filósofo, sabía muy bien lo que era educación o enseñanza y religión: a...como sostiene Aristóteles, que los iniciados no deben aprender otra cosa, sino experimentar una emoción y quedarse en un determinado estado, evidentemente después de haber sido capacitados para eso. b ...lo que pertenece a la enseñanza y lo que se refiere a la iniciación. Porque lo primero se hace presente al hombre a través del oído, pero lo segundo sólo cuando la mente experimenta una súbita iluminación. Eso lo llamó Aristóteles mistérico y semejante a las iniciaciones de Eleusis (porque en ellas el iniciado quedaba marcado con respecto a las visiones, pero no recibía una enseñanza). (Aristóteles, Sobre la filosofía fr. 15; y Aristóteles, Ëtica a Nicómaco 1111 a 8-10; ver pág. 114-115 de La sabiduría griega, Giorgio Colli, ed. Trotta).
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Cuando alguien no le interesa de verdad la filosofía sólo habla de lo mal que va el mundo o ha ido y de cuánta culpa tienen la educación y el estado, entonces coge miedo y se retira a posiciones de otros; esta es una respuesta a ese alguien:
· …ante todo buen humor y suerte para captarlo; ya sabemos que a usted no le repite nada; (no se ofenda no es un ataque personal); en cambio siempre existe el bicarbonato; también le tiene cogido el gustillo a Dios, espero que no lo relacione también con la filosofía; no es fanático, bien; no va a hablar de Iglesia si no tiene relación crítica con la filosofía; es usted lector empedernido, fabuloso, pero además no es de izquierdas: rara avis, siendo un gran lector; creo que tampoco es místico protestante ni ultraderachista; no incordia a nadie en general, vale; tampoco es un analfabeto ni ha estudiado con la logse, por eso no es un anarquista; y parece tener una envidia sana a los ratones de biblioteca; muy bien; ¿y todo eso es filosofía? Disculpen pero me voy a ver salsa rosa, o secretos del corazón; me voy a poner al día.
P.D: disculpe amigo, esto es una clasificación a sus reflexiones sociológicas. ¿Dónde está su tema?.
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A propósito de Heráclito: en la escala de valores de la antigüedad, y para quien viva según esa escala todavía, los dioses reinan soberanamente sobre los hombres y estos soberanamente sobre los esclavos; pero la fuerza que en ambos casos produce la relación ("padre") y la domina ("rey"), es "guerra" o lucha. La lucha de contradicción ha hecho que a los dioses se llame dioses, y a los hombres, hombres; y toda la esclavitud en la antigüedad remite, directa o indirectamente, a la cautividad por la guerra; la discordia entre señores y esclavos se da en tres niveles: alimentada por la arbitrariedad, por el mantenimiento celoso de los privilegios y por el espíritu de revuelta desde abajo. Las palabras "padre de todo" y "rey de todo", aplicadas a la guerra, contradicen las convicciones morales y las invierten. El homicida y aniquilador se convierte en procreador y padre; y la guerra, negación violenta de la ley, toma de la ley el título honroso de "rey de todo" (Píndaro, fr.169 Snell).
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Me gustaría resumir a Aristóteles:
El deseo de conocer es innato, según él, pero eso no quiere decir que tengamos ya unas ideas innatas ni en la sensación ni en los genes, no lo dice en ningún enunciado. No podemos decir nada definitivo de las atrayentes palabras "innato", "esencia" si no establecemos una relación lógica material con la superficie, y si no traemos a colación los dualismos lógico-ontológicos de las "categorías"; lo único que hace Aristóteles es tratar la realidad, la superficie, mediante análisis lógicos; ni cuando habla de "dios", o el primer motor se refiere a algo definitivo, es más dice que no tiene nada que ver con el mundo, es ateo completamente.
La "sustancia" real (ousía) de las cosas, su naturaleza esencial, nos permite sacar conclusiones necesarias o, lo que es lo mismo, establecer correlaciones causales invariables. Si no decimos qué son las categorías, no se puede hablar entonces; kategoréo: decir, predicar, acusar, atribuir. "Esto (tóde tí) "de lo que" se predica una categoría es lo "sub-yacente"; lo su-puesto, el sub-yectum, sujeto, sub-stantia. Y la necesidad con que un silogismo concluye, para Aristóteles, reside en que sus términos componentes están enraizados en la estructura no verbal de la realidad, de ahí la dificultad de decir nada definitivo de la esencia en la sensación, o en la mente o en lo que se quiera; ahí si que no hay más remedio que aceptar el relativismo, y el escepticismo, porque como he dicho si no establecemos una relación lógica material en este caso con la definición que demos o con lo que sentenciemos que es la esencia, estamos imponiendo la autoridad, o simplemente insultándonos unos a otros.
Si predicamos o acusamos a alguien de algo, lo atribuimos, o bien por sí mismo (kath´auté), CATEGORÍA "SUSTANCIA" ousía, o bien por accidente (kata symbebekós),LAS NUEVE CATEGORÍAS. Ese es el dualismo.
Esos dos planos se cruzan en la noción "sustancia": primera y segunda, que corresponden a las dos partes del dualismo. En tanto que "sujeto" la sustancia primera tiene connotaciones gramaticales, mientras que en tanto "individuo" denota una realidad ontológica:
"Sustancia en el sentido primero, principal y genuino del término es lo que ni se predica de un sujeto ni está presente en él, como por ejemplo el caballo y el hombre individuales. Se llama en cambio, sustancias segundas a las especies a que pertenecen las cosas que llamamos sustancias primeras, así como a los géneros de estas especies. Por ejemplo, el individuo hombre pertenece a las especie hombre, y el género de esta última es animal"(2a).
Las sustancias segundas también son entidades lógico gramaticales en su oficio de predicados, pero cuando se incardinan en los individuos y se oponen a los accidentes, basculan hacia la ontología. La visión intuitiva del experto, dice Aristóteles, puede descubrir en los individuos contingentes,( sustancias primeras), "esencias necesarias", (sustancias segundas).
La clave de este relativismo, porque necesita de algún tipo de relación lógico-material, está en ese "autós", en la mismidad que atribuimos a la sustancia. Y la clave para saber si esa mismidad puede ser objeto de conocimiento científico, la encontramos en la física de Aristóteles, porque el ejemplo paradigmático de sustancia para él es el "individuo vivo"; dice: "Toda sustancia parece ser algo que es individual" (3 b,10).Todo lo que dice Aristóteles de la "sustancia" vale para la "naturaleza.
"No existe magnitud ilimitada alguna",1073 a; ese dios de Aristóteles, no del cristiano, queda bien claro entonces que es ateo, está tan separado de lo sensible que no lo conoce, ni mucho menos lo "crea". Esto no es tomismo, ni santo Tomás, como vemos. El modelo de Aristóteles es cósmico teleológico, la actividad del entendimiento se refiere a esto. Es algo que existe necesariamente, y así, principio, y entonces sólo podemos hablar de él según la paradoja del dualismo lógico-ontológico. Además, el estudio de Aristóteles de la "realidad divina" se caracteriza negativamente por carecer de movimiento; en los libros VI y VII de la física demuestra ese motor inmóvil en base al principio de que "todo objeto en movimiento debe ser movido por algo, si no posee en sí mismo la fuente del movimiento",242 b, y a la necesidad de detenerse en la regresión al infinito; es un postulado de cierre de la ciencia astronómica, pues lo astros divinos, incorruptibles, según creía, no tienen physis; por eso yo veo que lo curioso es que es un postulado que ha quedado para lo que hoy llamamos las pseudociencias, nada que ver con la filosofía; en cambio Aristóteles hace ciencia pura, porque en realidad sólo es ciencia y filosofía lo palpable lógica y ontológicamente, el mundo sublunar. A los mortales, a la vida en la superficie, no llega ningún efecto de ese dios.
…distinto de lo sensible no, SEPARADO DE LO SENSIBLE; no se puede comparar con lo sensible de ninguna manera, tampoco diferenciar; Aristóteles no dice distinto. No puede tener magnitud limitada ni ilimitada; es impasible, no sabe nada del mundo, no puede padecer. Y REPITO, NO TIENE RELACION CON EL MUNDO como Tomás cree que tiene su dios; de todas formas, yo siempre he creído que Tomás de Aquino en el fondo no era cristiano, pero esto es una creencia firme mía indemostrable y nadie me va a convencer de lo contrario, con lo cual mejor no hablar de ello.
Aristóteles, por sí mismo, considerándolo ya hoy parece, verdad, como una sustancia segunda en la historia de la filosofía, (prefiero decir no que soy Aristotélico, sino “soy el propio Aristóteles”, o lo que es lo mismo, intento aportar un texto de Aristóteles e interpretarlo en su obra, antes de hacer pura filología), Aristóteles “es” lo que fue en Grecia; el ateo es su primer motor, pese a quien pese, (al propio Aristóteles tal vez?), está abandonado por los dioses, y según creencia popular mueve el mundo no se sabe muy bien cómo dice Aristóteles, pero si se sabe que “es necesario” que lo primero que mueve sea inmóvil por sí, y esa necesidad queda demostrada sólo gramaticalmente en Aristóteles, puesto que no es capaz de materializar ese silogismo. Hoy sólo se puede actualizar a Aristóteles atendiendo a su compartimentación y especialización del conocimiento; por esa vía la Physis alcanza su autonomía gnoseológica. Si no hacemos esto nos quedamos con su generalización dualista: “toda sustancia está compuesta de dos principios de “ser”". Creo que Platón supera al discípulo en este punto, aunque no en el de la Physis.
................el ateo es su primer motor, pese a quien pese, (al propio Aristóteles tal vez?), está abandonado por los dioses, y según creencia popular mueve el mundo no se sabe muy bien cómo, dice Aristóteles, pero si se sabe que “es necesario” que lo primero que mueve sea inmóvil por sí, y esa necesidad queda demostrada sólo gramaticalmente en Aristóteles, puesto que no es capaz de materializar ese silogismo. Hoy sólo se puede actualizar a Aristóteles atendiendo a su compartimentación y especialización del conocimiento; por esa vía la Physis alcanza su autonomía gnoseológica. Si no hacemos esto nos quedamos con su generalización dualista: “toda sustancia está compuesta de dos principios de “ser”". Creo que Platón supera al discípulo en este punto, aunque no en el de la Phycis.
Aristóteles construyó la categoría de sustancia sobre el modelo del Ser (ov) inmóvil, del Ser que permanece en los cambios; por tanto, que los presupone: por ello, los modelos de sustancias que sostienen el sistema aristotélico son los astros inmóviles, incorruptibles. Por ello también, la "nueva astronomía" que, siguiendo la tradición jonia, reconoce la corruptibilidad de los astros, derrumba el fundamento, no ya de la Física, sino de la Metafísica aristotélica de la sustancia; si alguien defendiese que Aristóteles mantiene un pluralismo sustancial debería también caer en la cuenta de que queda en él neutralizado por el monismo de la causalidad. La búsqueda de la esencia en Aristóteles se me antoja imposible, pues es una idea cuya realidad consiste "íntegramente" en enviarse mensajes a sí misma: el Acto Puro, ipsum esse intelligere). Si no convenimos que las ideas son materiales, y con relaciones reflexivas superficiales, en una pluralidad,(partes extra partes), no se puede hablar de esencia sin caer en absurdos o arbitrariedad. El Cristianismo, según Gustavo Bueno, debería defender, en principio, la tesis de la pluralidad de los mundos. Pero, por otro lado, la tesis de la economía divina—en tanto que se apoya en la fe, en la realidad individual del Verbo encarnado— sugiere que, de hecho, sólo nuestro mundo existe. Esta era la tesis de Santo Tomás: los mundos pueden ser infinitos, pero, de hecho, sólo existe el nuestro; y éste podía ser ab aeterno, pero, de hecho, ha sido creado en el tiempo.

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Ahora veremos cómo Heráclito entiende el logos, el sentido, desde la superficie, NO COMO UN ACTO PSÍQUICO POR SÍ MISMO QUE IMPRIME A LA VOLUNTAD LA FUERZA DE HACERSE PRESCINDIENDO DE LO ACCIDENTAL; el cocimiento de ese logos, el cómo se constituye su sentido, ese movimiento no puede ser legislado aparte del mundo; pero el que está en el mundo, si es consciente, no necesita pensar en la “esencia” de su especie para hacerse hombre, no necesita pensar la superficie siquiera, sino asumirla, no necesita hacer algo que se hace por sí mismo. Porque eso ya nos viene dado de forma innata en la cadena de los cromosomas. Y ahí se enmarca el concepto de “causalidad” de Aristóteles; en su sentido ontológico, no epistemológico.
Siguiendo a Hermann Fränkel se puede decir que en la existencia individual propia, Heráclito explica ese “tan profundo es su logos”; en ella se experimenta de modo inmediato, la existencia general, en la visión y el sentimiento, en la acción y en la pasión, en la tensión de opuestos y la fuerza, NO PSÍQUICA, creadora de los cambios. Y si esa visión del alma, sentido o logos, da acceso al núcleo esencial de la realidad, quiere decirse que todo lo que no se capte con tal mirada es RELATIVAMENTE inesencial. Es inesencial la naturaleza mecánica entera que sólo se nos ofrece desde fuera; incluso el mayor de los cuerpos celestes que rige el curso regulado de las estaciones (fr.100) es un pequeño y miserable objeto si se lo compara con tal sentido, logos o alma: (3 y 45): “el sol tiene la anchura del pie de un hombre; pero tú no encontrarás los límites del alma, cualquiera sea la dirección en que camines: TAN PROFUNDO ES SU SENTIDO(LOGOS)”.
Si un hombre se tumba de espaldas y levanta su pierna puede cubrir enteramente el sol. Pero ese mismo pie, caminando, no podría llegar a las fronteras del alma, pues en el alma está, CONSCIENTE, el sentido de todo. Como todo lo que no es conocido desde fuera sino que se experimenta desde sí mismo, aunque no como acto psíquico individual, porque es común a todos, su “sentido” no tiene medidas ni límites. Para Heráclito el alma es inmensurable no por razones psicológicas sino objetivas. El alma propia, QUE NO ESTÁ SOMETIDA A ESE LOGOS, SINO QUE ES PORTADORA ACTIVA DE ÉL, nada que ver así con la cristiana, se convierte en “buscadora de sí misma”, no autocreadora y se une a él en una comprensión común de la existencia, comprensión imperfecta claro, y nada que ver con el ser puro creador. El alma, el conocimiento, desciende a profundidades sin medida, y el tamaño y el curso del sol, con toda su idea de bien externa, están definidos a conveniencia y estrictamente, y la policía cósmica cuida de que se mantenga en esas medidas (ver Ilíada 19, 418) (94): “Helios no sobrepasará sus medidas. Si lo hace, las Erinias, ayudantes de la Dike, sabrán dónde encontrarlo”; la Dike, la justicia vengadora de la religión. En comparación con el logos, el sol, la luz del mundo sensible, tiene que conformarse con un papel subordinado, por mucho protagonismo que intente tener. Homero había alabado a Helios como el dios “que todo lo ve y todo lo oye”, pero el sol es un mero fenómeno diurno; dice Heráclito: “Cómo puede uno esconderse del que nunca se pone” fr.16. Se refiere al sentido o logos del mundo, que comparado con el sol, éste queda rebasado, aunque también nunca se oculte. Es profundo, pero no es misterioso, palabra no filosófica y malintencionada una vez más.
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Partiendo de unos presupuestos morales sociales indiscutibles, se puede perfectamente renovar y modelar su aceptación para conseguir normas universales provisionales. Eso no quiere decir aceptar una verdad común de fundamentación sobre la posible ética universal, puesto que el fundamento sigue investigándose y no llega nunca a “verdad”; esta palabra se integraría en un sistema, y este es el que se busca. Hablaría más bien de normas comunes. Esa verdad existe de forma relativa, y es “crítica de la moral”, no de la ética. La ética es la crítica de la moral, un edificio donde estructurar cierta idea de verdad, relativa a esa investigación. Estructurar esa idea de verdad es arduo complicado, puesto que como sabían los escépticos, en los esbozos pirrónicos, el criterio de verdad tiene una triple investigación: el “por quién”, el “con qué” y el “de acuerdo a qué”. Casi nada.
En cuanto a la artificialidad o naturalidad de esas investigaciones o de sus resultados, creo que es un tema peliagudo. Me atengo a lo que dice Platón en Protágoras en torno a la cultura como supuesta creación humana artificial, suponiendo que la cultura sea la que crea las diversas morales, en línea con Ander y su introducción de la variable de la conciencia, diría yo, más que consciencia; dice Platón en el mito: “Protágoras (321-d):
“Pues ante la aporía, Prometeo, de encontrar salvación para el hombre, roba a Efesto y a Atenea la sabiduría técnica con el fuego; y así, se lo regala al hombre; el hombre, así, obtuvo la sabiduría acerca de la vida ; pero la sabiduría política no la obtuvo: pues ésta, la sabiduría, estaba junto al dios”.
¿Qué es la CULTURA? Es el robo, a la naturaleza, del fuego, robo de una ESENCIA, configuración, de la naturaleza, un robo muy real, no metafísico. Con lo cual la cultura es una SEGUNDA NATURALEZA, una naturaleza que pone en segundo grado las mismas leyes de la naturaleza, aquellas con las que el hombre pensó las primeras técnicas como la caza, la pesca, el uso y fabricación de instrumentos, que, sin embargo, aunque eso inició la cultura humana, esas primeras técnicas ya estaban en la naturaleza.
La cultura, la moralidad, fue entonces la naturaleza elaborada por el hombre-s, transformada por él, convirtiéndose en el primer ser que interviene directamente en los procesos naturales. Esa transformación tiene como finalidad LO ÚTIL, una remodelación de la naturaleza. Desde este punto de vista la cultura se transforma frente a la naturaleza no cambiada, frente a los animales, y es así, ANTI-NATURALEZA.

Este enfoque técnico o tecnológico es el rasgo primario originario de la cultura; hay unas leyes originarias -las que piensa la cultura- que se van desentrañando en el mismo proceso cultural mediante una lógica de actuación sobre el mundo , precisamente la lógica de la cultura. Las técnicas más elementales se remontan a más de mil siglos, y el desarrollo técnico sigue las mismas irregularidades que la evolución histórica del hombre; y el papel de los héroes, aunque parezca increíble, me parece algo olvidado hoy por todo el mundo o sustituido por las vaguedades del colectivo. Ese héroe, el individuo moral autónomo (que puede ser también un colectivo), siguiendo los supuestos con los que he empezado, es el que después de asumir los diversos prejuicios morales de su sociedad y del edificio donde conviven, es capaz de hacer tabla rasa a posteriori de las diversas normas que rigen, no los hechos o actuaciones, o delitos, sino los juicios donde se apoyan. Con lo cual parece que el orden definitivo lo es pero se desequilibra al mismo tiempo, para transformarse, sin que el desequilibrio destruya el edificio.
No me atrevo aún a hablar de conocimiento de ideas para producir una moralidad.
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Es postulado, el acto puro, como una “reflexividad originaria”.

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Prehistoria de la idea de cultura: como idea “subjetiva”. Cultura animi de Cicerón, agri-cultura en Marco Porcio Catón; estudia el uso sustantivo de la idea de cultura; antes del siglo XVIII el uso es siempre en sentido subjetivo y referido a la educación, crianza, formación. Aunque hoy podamos decir que en la antigüedad hubo un choque de culturas, creo que hay que referirlo a esa idea subjetiva o subjetual, cultura como algo sobreañadido, como un accidente, que añade los hábitos, que son cualidades que se tienen y están adquiridas por uno o por el grupo a través de uno.
La dificultad de entender, no ya la moralidad, sino la idea de cultura está en que su prehistoria no tiene formada una idea de cultura; ni Platón la tenía, ni Aristóteles; este a lo sumo habla de hábitos como accidentes de la sustancia humana que, por su naturaleza espiritual (aunque este punto Aristóteles no lo deja nada claro) puede ser determinada a través de sus actos según sus fines: educación en la paideia. Pero en su lista de categorías no existe esa idea, a no ser que lo identifiquemos con la cualidad; en ámbitos académicos, (de los otros ámbitos no sabemos nada, aunque curiosamente fueron los que fundan las bases) se hablaba de cultura siempre subjetiva, o subjetual; pero nunca decían cultura, sino por ejemplo, como Gonzalo de Berceo: “ca non so tan LETRADO por fer otro latino”; dice letrado no culto. Quevedo si ridiculiza en s.XVII a las “cultas latiniparlas”: no consideraba que dominar el latín fuera signo de convertir a una dama en persona culta.
Introducir la agri-cultura; por ahí se puede empezar a relacionar cultura e idea de hombre. En la página 34 del libro de Bueno se mantiene que en realidad, las bases, del concepto de cultura subjetiva, es el resultado de la transformación, por metáfora, de un concepto objetivo: agricultura, del verbo “colere”=cuidado, práctica, cultivo; el sujeto elabora, pero el resultado es objetivo: las huertas, los campos labrados. Los agricultores no son precisamente personas, ni “seres” que cada vez que elaboran, para recoger cada vez, también, objetividades nuevas, productos nuevos, estén esparciendo el caos precisamente. Los que piensan en el caos en este tema están instalados sobre la tierra sólo con un pie; el otro lo tienen levantado....no serían buenos agricultores; su jardín se me antoja de cemento armado; y sus plantas ornamentales alambres quejosas. Creo que están más cerca de la etología y la psicología en cambio que, tienden a separar aprendizaje y herencia.
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Aislar la teoría del eterno retorno hacia la gran moral, despachando la visión “cosmológica” es arriesgado y demasiado ajustado; porque la gran moral es la consecuencia de todos los estudios que Nietzsche hizo sobre la filosofía “preplatónica” (véase por ejemplo “les philosophes préplatoniciens” ed. de l’éclat 1994, traducción francesa, junto con la “Introducción a la lectura de los diálogos de Platón”. De ahí Nietzsche concluye que la vida es el anillo mítico siempre igual a sí mismo, sin estructura aparente; la configuración de lo que existe es imprimida en la vida misma consciente mediante la voluntad de poder, a través de las diferentes ordas de “animales rapaces, cual monstruo que retozan, los cuales dejan acaso tras de sí una serie abominable de asesinatos, incendios, violaciones y torturas con igual petulancia y con igual tranquilidad de espíritu que si lo único hecho por ellos fuera una travesura estudiantil, convencidos de que de nuevo tendrán los poetas, por mucho tiempo, algo que cantar y que ensalzar” (genealogía de la moral, pág. 47 ed. alianza). ¿Es posible decir sí a esa voluntad de poder? Sin duda, pero no justificando ninguna moral. Entonces, pregunto, ¿qué significa esa capacidad de futuro si “un equilibrio se da en la naturaleza tan pocas veces como dos triángulos iguales”?(par. 11 de “el eterno retorno”). Claro está que una cosa es decir sí a la voluntad de poder y otra justificar y decir sí moralmente a los hechos de aquellos animales rapaces.
En cuanto a la “voluntad de poder” y ese “ir más allá”, parece que requiere una fuerza infinita, cosa que no es posible en el eterno retorno; sólo añado : no hay posibilidad de ascensión infinita. Zaratustra llega a la cumbre y “mira a todas las estrellas definitivamente por debajo de él”. El tiempo es un círculo, querer el futuro es volver a querer lo pasado. El instante no es la “instancia” de la decisión en la repetición para una temporalidad transida de su finitud; no es el destino de un dasein individual en su ipseidad. “Hacia allí donde todo tiempo me pareció una bienaventurada burla de los instantes, donde la necesidad era la libertad misma, que jugaba bienaventuradamente con el aguijón de la libertad [...]. En verdad, también les he hecho ver nuevas estrellas junto con nuevas noches; y por encima de las nubes y el día y la noche extendí yo la risa como una tienda multicolor”, pág. 280 del Zaratustra, ed. Alianza, 1999. Nietzsche “acaba” con una solución cómica que desintegra todo heroísmo arcaico, única posibilidad “posible”; el arma de vida es la risa, la comedia, como una reflexión que se experimenta en sí misma.
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Discutir sobre datos científicos lo puede hacer cualquiera y con competencia; para eso están; lo que no hace cualquiere es "elaborar" esos datos en una teoría; esta competencia es propia de los mismos cintíficos; y las ideas que esas teorías revelan nunca las podrán instaurar los científicos, al menos en cuanto científicos, sí en cuanto filósofos. La conciencia filosófica, la constitución de la filosofía en la realidad, se instala además en la práctica social ética, o la práctica política, o la científica, y lo hace con sus análisis abstractos que ya han superado, y de lejos, porque los asumen y comparten, los análisis científicos; y su método es el método de construcción de Ideas pero de unas Ideas que no brotan solamente de otras Ideas, sino que se obtienen del análisis regresivo de la conciencia científica, política, "mundana", del presente, tal como nos es accesible: Análisis regresivo. Es decir, análisis a partir de la
práctica misma de los políticos, de los físicos, de los médicos,
etc., en cuanto realidad dada como un factum histórico. A pesar de esta pretensión constitutiva propia de la filosofía, vemos una y otra vez hablar a científicos con términos que no les son propios: los cibernéticos hablar de "causalidad circular", de "retroalimentación", términos que pertenecen a la ontología; los biólogos de "estructuras holísticas"; los físicos hablan de homeomería, que pertenece a la teoría de los Todos y de las Partes; y el colmo es que a esto se critica diciendo que la ontología y este tipo de análisis es anacrónico.
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Creo que en la opinión de que "La muerte es lo que asegura la presencia de un Yo pensante e inteligente: su realidad es virtual porque se da únicamente en la virtualidad mental y, además en virtud de los parámetros dialécticos de existencia y desaparición" hay una obsesión heidegeriana de entrega a una presencia inexistente de la muerte para el pensamiento porque no pone suficiente distancia en su solipsismo existencial; ahí el pensamiento tiene una solución finita, virtual, un ocaso, en y para la facticidad y afectividad del mundo: solipsismo existencial; al contrario pienso que es la vida la que se reproduce, se imita a sí misma, y sale adelante a través de otro estado inorgánico que le saca de ese encerramiento en la subjetividad de Heidegger, que toma la realidad como virtual al quedar desencantados con la vida por desaparecer; pero ahí no desaparece nada que no quiera vivir, y además exactamente de la misma forma; no hay dialéctica si no como mímesis de lo vivo que, no puede generarse si hubiera un ocaso de su predecesor. La buena imitación que es "la muerte" será la imitación fiel, semejante o verosímil, conforme, adecuada a la phisis, esencia o vida natural, de lo imitado; desaparece de sí misma sí, pero restituyendo libremente y, por lo tanto, de manera viva la libertad de la presencia lo vivo. Es una temporalización en presencia de la vida misma, no hay desaparición; hay un pensamiento inorgánico que queda sin neutralizar. El pensar está en comprender como desbordando muy ampliamente los cuadros más o menos fijados de la “teoría” del yo virtual atado a la tautología simbólica del pensar y del ser. El ser para la muere es el "genio maligno" heideggeriano. Hay un anonimato orgánico en la naturaleza que no se despacha con la muerte entendida como una finalidad mental.-